La muerte en el asfalto
Al regreso de eso que se ha venido en llamar Operación Salida / Operación Retorno y, entremedias, vacaciones de Pascua, las cifras que tráfico nos dará sobre accidentes volverán a helarnos la sangre. Con todo, convendrá tener muy claro que una cosa es que a un coche se le reviente una rueda en plena autopista, que le caiga encima una roca desprendida de un monte en una carretera comarcal, o que un crío irrumpa indebidamente en la calzada y al conductor no le dé tiempo a frenar. A todo eso sí se le puede llamar accidente.
Pero atropellar y matar o dejar muy mal herido a alguien porque el conductor haya bebido demasiado, esté bajo los efectos de alguna droga, o simplemente, por desafiar los destinos ajenos con la chulería de un matón de carretera... a eso hay que llamarlo por su propio nombre: homicidio. Y si me apuran, incluso asesinato.
De las nefastas consecuencias de tanto descerebrado suelto, con una estadística que pone los pelos de punta, no sólo son culpables los locos del volante. También gran parte de la responsabilidad recae en quienes son incapaces de tomar las medidas oportunas, urgentes y drásticas, para impedir que esa gente vuelva a coger un volante. Sería la única forma de evitar esa sangría inmisericorde que se viene cobrando tantas vidas y que constituye una verdadera tragedia nacional: la muerte en el asfalto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.