"Hay motivos para estar preocupados"
Pese a su cuarto puesto, Alonso cree que Renault no entrará en los puntos si no evoluciona
Los cinco primeros puntos de la temporada le llegaron a Renault de la forma más impensable. Nadie, ni siquiera Flavio Briatore, podía imaginar que Fernando Alonso acabara en la cuarta posición. No porque haya dudas sobre la calidad del español, sino porque el R28 no parece estar "ni siquiera para entrar en los puntos", tal y como indicó el viernes el propio bicampeón mundial.
Ayer, sin embargo, el cuarto puesto le permitió a Briatore sacar pecho aun a sabiendas de que la situación de la escudería no es como para echar las campanas al vuelo. "Lo que más me gustó fue la cara de Ron Dennis al final", dijo el patrón de Renault; "tendrá 12 horas de viaje hasta Londres para meditar sobre el adelantamiento de Alonso a Kovalainen. Estamos contentos, pero somos conscientes de que hasta Barcelona no tendremos realmente un coche competitivo".
"Tenemos que mejorarlo todo: el motor, la aerodinámica..."
Pero las palabras de Briatore parecieron anecdóticas cuando Alonso tomó el relevo: "Necesitamos mejorar 6 o 7 décimas en la cronometrada y alrededor de 1 segundo por vuelta en la carrera para acercarnos a los McLaren y los Ferrari. No creo que la evolución de Barcelona sea suficiente".
Alonso demostró ser mucho más consciente que Briatore de lo que había pasado. Y lo que había ocurrido es que había tenido unos problemas inusuales para adelantar a Coulthard, que le precedió durante 22 vueltas; que estuvo otras 20 detrás de Kubica, y que no logró rebasar a Bourdais en otras diez hasta que el francés sufrió un problema que le forzó a abandonar. Todo eso deja al descubierto una realidad terrorífica: hoy por hoy, Renault no es mejor que Red Bull, BMW y Toro Rosso.
"Debemos estar contentos por el resultado, pero por nada más. Hay motivos para estar preocupados", confesó Alonso; "es verdad que estuvimos desafortunados en gran parte de la carrera, con las entradas del safety car y los repostajes que me dejaron en la última posición. Sin embargo, la realidad es la que nos indicaban todas las simulaciones anteriores a la carrera: saliendo el undécimo, nos daban como máximo un octavo o un noveno puesto. Así que ser el cuarto es mucho mejor de lo esperado. Si no hubiera sido por los abandonos y los accidentes, habríamos acabado fuera de los puntos. Si no hacemos nada, la decepción nos la vamos a llevar tarde o temprano. Tal vez, en la próxima carrera, en Malaisia. Nos falta muchísimo por hacer".
La carrera de Melbourne fue una auténtica locura, con temperaturas de 51 grados en la pista y viento, de la que sólo salieron ilesos siete coches. Una situación catastrófica cuyo precedente sólo se encuentra en el Gran Premio de Estados Unidos de 1984, en Detroit, donde acabaron seis coches de los 26 que habían tomado la salida. Sólo gracias a eso Alonso pudo acabar cuarto. Pero, cuando los Ferrari, los McLaren y los BMW no tengan problemas, la posición natural de Renault pasará a ser, como mínimo, la séptima. Y hay muchas posibilidades de que realmente se quede fuera de los puntos. "Hay que mejorarlo todo: un poco el motor, un poco la aerodinámica", cuenta Alonso; "el coche va muy frenado en las rectas. Tenemos que poner mucho alerón para que se agarre en las curvas".
Eso no impidió que Alonso concluyera la carrera con dos adelantamientos geniales. El primero, a Raikkonen y Kovalainen, cuando el de McLaren estaba pasando al de Ferrari; y el segundo, al propio Kovalainen, cuando le acababa de arrebatar la cuarta plaza. "Sabía que Heikki intentaría adelantar a Raikkonen. Ambos se cerraron mucho a la izquierda y yo me subí un poco al piano. El coche patinó, pero seguí a tope con el acelerador. Dejé medio neumático allí, pero valió la pena. No sabía si iba a poder mantener la posición porque el McLaren de Kovalainen era más rápido. Le aguanté, pero me pasó. De inmediato, pude volver a adelantarle y acabar cuarto. Fue emocionante. Lo más divertido de la carrera", concluyó Alonso.
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