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OPINIÓN
Columna
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Paradojas electorales

Los resultados electorales de los socialistas catalanes (PSC) y vascos (PSE-EE), que cruzaron los primeros la línea de meta el 9-M en sus respectivas comunidades, fueron seguramente las mayores sorpresas de la jornada. El PSC recibe 1.670.000 votos (el 45,33% del total), obtiene 25 escaños (cuatro por encima de 2004) y aporta el 14,7% de los diputados del Grupo Parlamentario Socialista. El PSE-EE logra 9 escaños, gana por vez primera en las tres provincias y consigue 450.000 votos (el 38%).

Ciertamente, Cataluña y el País Vasco han sido durante las últimas décadas el principal laboratorio del llamado voto dual: esto es, el diferente comportamiento de los electores según se trate de las convocatorias autonómicas (campo favorable para los nacionalistas) o de las generales (terreno donde tienden a dominar los partidos de ámbito estatal). Pero la distancia registrada el 9-M entre los 25 diputados del PSC y los 13 diputados nacionalistas (10 de CiU y 3 de ERC) bate cualquier marca anterior; sin olvidar que la tortuosa negociación del Estatut bajo la presidencia de Maragall, la elevada abstención del referéndum de ratificación estatutario y las plagas de Egipto desencadenadas sobre los servicios públicos de Barcelona (hundimientos en el barrio del Carmel, colapso en el aeropuerto, apagones eléctricos, cortes en los trenes de cercanías, retraso del AVE) no auguraban grandes éxitos para el partido de gobierno. El PSE-EE relega al PNV al segundo lugar con 7 diputados y reúne más votos que los tres partidos del Gobierno de Vitoria sumados.

Doble victoria de los socialistas en Cataluña y el País Vasco sobre el PP y sobre las opciones nacionalistas

Además de vencer a las opciones nacionalistas, PSC y PSE-EE han quedado muy por encima de los pobres resultados del PP local: el 16,39% en Cataluña y el 18,50% en el País Vasco, frente a una media nacional del 40,11%. Ese fracaso resulta paradójico para la imagen popular. Rajoy se presentó como un San Jorge alanceador del dragón nacionalista en su cueva; también acusó a los socialistas de haber promovido un frente unido con nacionalistas de toda laya (incluida ETA) para romper España y distribuirse luego sus restos.

La niña de Rajoy, que hablará obligadamente inglés, también podrá estudiar libremente catalán, euskera y gallego si vive en comunidades donde esos idiomas sean lenguas oficiales. La chica será en cualquier caso una española tan españolísima como la Concha que proclama su orgullo canoro en El niño judío. Pero las series del CIS sobre los sentimientos de identidad no cuadran con el patrioterismo zarzuelero. Según el estudio de noviembre de 2006, un 42% de los encuestados declaran sentirse tan catalanes como españoles, frente a quienes se manifiestan sólo catalanes (14%) o sólo españoles (9%). En la encuesta de diciembre de 2005 en el País Vasco, un 32% de los encuestados se sentían tan vascos como españoles; otro 24%, sólo vascos, y un 5,6%, sólo españoles. Mientras el PP no entienda el pluralismo de los sentimientos identitarios no podrá avanzar en Cataluña y el País Vasco.

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