Un minuto

Se cuenta que los vikingos dejaban durante un minuto la boca del difunto al descubierto, antes de arrojar la última palada de tierra, por si tenía algo que decir. En el estadio de San Mamés, también conocido como La Catedral, se intentó el pasado domingo ese minuto de silencio en señal de duelo por el asesinato de Isaías Carrasco, ocurrido dos días antes en Mondragón. Era un gesto de valor cívico y justicia simbólica. Era la primera vez que en San Mamés se hacía este homenaje a una víctima del terror nacionalista de ETA. Hay quien sostiene que estos ritos son contraproducentes, no por oponerse a su significado, sino porque en las grandes canchas deportivas siempre hay alguien dispuesto a hacer añicos ese minuto de silencio, por noble y dramática que sea la causa invocada. Hay personas que no soportan el silencio de la multitud, al margen del motivo, aunque es más frecuente la fobia al ruido y a la masa. Hay también quien padece cronofobia, que es el miedo a la duración. Un minuto puede eternizarse. Y, en fin, hay incluso quien sufre frenofobia, que es el miedo a pensar. Un minuto da mucho para cavilar. Pero no estamos hablando de tres o cuatro gritos de desesperación, provocados por el doloroso peso del silencio. En este caso, fue un nutrido grupo humano, que las noticias identifican como los del "fondo norte", el que no sólo rompió el silencio, sino que soltó, y disculpen el eufemístico lirismo, tutto il male che in bocca le venia. He oído y leído opiniones de personas indignadas que califican a estos sujetos como "animales". No. Son humanos. En la zoología, no hay ningún caso de animales que jaleen la muerte. Sin saberlo, representaban una tragedia clásica con estética hooligan y lenguaje corroído. A Isaías sólo le concedieron ocho segundos de silencio. Pero en ocho segundos un muerto puede decir la hostia de cosas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
La empresa de pagos PayPal solicita una licencia bancaria para impulsar los préstamos
El Supremo desvía a la Audiencia Nacional la decisión sobre la cobertura legal del comité del apagón
Pasión por ‘Xiao Xiao’ y ‘Lei Lei’: colas de más de tres horas para ver a los últimos pandas de Japón antes de su vuelta a China
La arquitectura minimalista de un nuevo gran centro jainista en la India
Lo más visto
- Un trabajador de Acciona asegura que fue el exdirector de Construcción quien le sugirió colaborar con Servinabar, la empresa a la que la UCO vincula con Cerdán
- Eurovisión 2026 cierra la lista de sus países participantes, la cifra más baja desde 2004
- El juez cree que la red de Leire Díez y el exdirector de la SEPI contó con “diversos cargos públicos” para el cobro de comisiones entre 2021 y 2023
- La UE eleva la presión sobre Venezuela al prorrogar las sanciones al círculo de Maduro en plena escalada de Estados Unidos
- Sánchez se mueve para seguir: pacta una cita con Junqueras, anuncia un abono único y descarta tocar el Gobierno




























































