Montilla exige al PSOE lealtad y respeto para el Gobierno catalán

Con semblante inalterable y con firmeza, como es habitual en sus apariciones públicas, el presidente de la Generalitat, José Montilla, lanzó ayer algo más que un aviso, una exigencia a sus compañeros del PSOE: Respeto para el Gobierno catalán. El guiño que lanzó Zapatero a los nacionalistas moderados de PNV y CiU no gustó a los socialistas catalanes, aunque no coartan al presidente del Gobierno.

"Sería un error trasladar los resultados de las elecciones generales al Parlamento catalán. Los ciudadanos no confunden los Parlamentos, yo tampoco lo haré", remarcó Montilla. El Partit dels Socialistes (PSC) quizás no apriete reclamando ministerios pero no permitirá que se pongan en el mercado la presidencia catalana ni sus alianzas.

El presidente catalán y primer secretario del PSC señaló que con los resultados del pasado domingo se da un fuerte espaldarazo a su partido, pero también "a los partidos de izquierdas", en referencia sus socios Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya. El líder de los socialistas catalanes remarcó su exigencia y alertó a aquellos que quieran moverlo: "Este Gobierno de la Generalitat está decidido y será decisivo". El desarrollo del Estatuto será la prueba de fuego para la relación de entendimiento entre PSC y PSOE.

Montilla recordó que "siempre" ha defendido que "las alianzas en Cataluña las marcan las formaciones catalanas y los acuerdos del presidente Zapatero dependen de él". Pide al PSOE que no haga primar sus intereses por encima de la Generalitat. La sospecha de que Zapatero esté interesado en un acuerdo más o menos estable con CiU y que la formación nacionalista ponga el Gobierno catalán como moneda de cambio es terreno prohibido para el PSC.

El próximo sábado, el PSOE celebrará su consejo federal, que estará salpimentado por la resaca del 9-M. Los representantes del PSC, entre los que se cuenta Montilla, reclamarán "políticas" más que cargos, con el objetivo de desarrollar el nuevo Estatuto y ser padres de una nueva etapa de autogobierno para Cataluña. Sin vetos a los pactos del PSOE, pero que no sean dañinos.