Cerezo añora ahora a Riquelme
El presidente del Atlético cree que el medio, desechado por los técnicos, habría sido útil
Se le amontonaron ayer los temas a Enrique Cerezo. El presidente del Atletico de Madrid acudió al Foro Ferrándiz-AS, en Alcobendas, para analizar el presente y el futuro del club en una charla denominada El Atlético y sus circunstancias. Unas circunstancias que, por lo visto, diferían entre el dirigente rojiblanco y la audiencia. Su exposición de media hora sobre la economía y la gestión del fútbol en el siglo XXI hizo saltar a uno de los presentes. "Cierro los ojos y dudo si habla el presidente del Atlético o el del Corte Inglés", dijo con sorna. Cerezo respondió raudo: "Desgraciadamente, el fútbol es ahora más marca que deporte". Pero ni por ésas. Los presentes no querían saber sobre modelos NBA o si los jugadores deben ser contabilizados como mercaderías y no como activos de valor cero. Querían hablar de fútbol, de por qué un club que desembolsó 76 millones de euros este verano -"40 se recuperaron con las ventas", puntualizó Cerezo- tenga problemas para mantenerse en los puestos de la Champions.
"Desgraciadamente, el fútbol ya es más marca que deporte", dijo en el Foro Ferrándiz-AS
Y, claro, pidieron a Cerezo que explicase los refuerzos previstos. "Traeremos sólo tres o cuatro jugadores para la defensa y el centro de campo", contestó el presidente, que negó haber hablado ya con el técnico Rafa Benítez, con Reina o con Deco. "Lo que no significa que García Pitarch no esté trabajando en reforzar al equipo", matizó. Fue salir el nombre del secretario técnico y que el run-run se extendiera. Cerezo se encargó de defender al valenciano. "Es muy difícil elegir a un futbolista. Hablamos de personas que pueden tener dificultades para adaptarse. Hay que ser pacientes", explicó.
Tampoco se libró de las crítica el técnico, Javier Aguirre, al que Cerezo confirmó "hasta el final de la temporada". Al mexicano se le llamó conservador y alguna cosa más por rechazar el fichaje del argentino Riquelme, proscrito en el Villarreal y ahora de nuevo en Boca Juniors. "Estoy convencido de que, de haberle fichado, Riquelme habría jugado", reconoció sorprendentemente Cerezo. "Miguel Angel [Gil Marín] y yo estábamos de acuerdo con el Villarreal y con él, pero los técnicos dijeron que no le necesitaban. Tampoco podíamos arriesgarnos a traerlo y que se quedara en el banquillo".
Fue aparcar a Riquelme y que a Cerezo le sacaran a Maniche. Otra andanada. Que el equipo bajó de nivel, decían, desde que se marchó al Inter, cedido, en enero. Y sin traer sustituto. Cerezo se defendió. "Para mí, fue un error que se marchara", declaró, "pero Aguirre tuvo un enfrentamiento con él. Ya no le quería. No pudimos encontrar un recambio en los pocos días que quedaban para el cierre del mercado de invierno".
Unos que se fueron y otros que se quedan, como Agüero: "Siempre he dicho que los futbolistas juegan donde quieren jugar", advirtió Cerezo para justificar también la marcha de Fernando Torres al Liverpool; "pero Agüero no se marchará ni a corto ni a medio plazo. Entre otras razones, porque ha declarado que quiere quedarse".
Hablando de Agüero, salieron a colación las críticas a los árbitros de algunos jugadores, como Forlán o Maxi tras el partido de Zaragoza. Cerezo negó que surgieran por que se sientan desamparados por sus dirigentes: "Si han cogido la antorcha contra el arbitraje, es cosa suya. Les defenderemos a muerte". Y lo que sí pidió, recogiendo el guante lanzado días antes por Joseph Blatter, el presidente de la FIFA, es que "se persiga las acciones de los violentos y se sancionen con dureza".
El rifirrafe con algunos accionistas sobre la falta de transparencia del club -"¡se necesitan 2.988 acciones para asistir a la junta, el máximo que marca la ley!", protestaban- prosiguió el tiempo suficiente para que el acto se cerrase, sonara el himno del Atletico y Cerezo se fotografiase con los alumnos de un colegio que acudieron al acto y se pusieron la bufanda rojiblanca aunque muchos fueran "madridistas", como reconocía uno de los responsables de los chavales. El único capote que le echaron a Cerezo, al que, obvio, también le criticaron haber posado ocasionalmente con la camiseta del Madrid. Dura mañana.
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