Un ultracatólico de CiU contra un duro del PP

Convergència i Unió se adjudicó en la madrugada del lunes su séptimo diputado por Barcelona después de un reñido recuento en el que, en tres ocasiones, llegó a estar en manos del PP. El desenlace se conocerá mañana con los votos de los residentes en el extranjero, que decidirán si los nacionalistas consiguen su undécimo escaño en Cataluña -uno más que en 2004- o al final va a parar al PP, que se quedaría con ocho escaños. Los populares, por tanto, sumarían en esta comunidad dos diputados más respecto a los comicios de hace cuatro años.

En CiU no albergan muchas esperanzas de mantener el escaño en disputa pues los populares se quedaron a sólo 71 votos de arrebatárselo. Teniendo en cuenta los resultados del voto emigrante en las elecciones de 2004 y de 2000, el PP se aseguraría de forma holgada su escaño por Barcelona pues superó ampliamente a sus rivales nacionalistas.

El escaño de CiU en entredicho lo ocuparía un militante de Unió Democràtica de Catalunya, el partido de Josep Antoni Duran. Manel Silva ya fue diputado en la primera legislatura de José María Aznar y en 2004 se quedó a las puertas del Congreso por un puñado de votos, aunque continuó como asesor del grupo parlamentario. Especialista en Derecho, pertenece a movimientos en defensa de la familia y es miembro de E-Cristians, una plataforma ultracatólica. Este grupo está comandado por un ex consejero de CiU que, en esta campaña, pidió boicotear la candidatura al Senado de su partido porque alguno de sus miembros ha defendido iniciativas como el matrimonio homosexual.

Por parte del PP, lo ocuparía Antonio Gallego, un destacado militante de El Prat de Llobregat, en el cinturón rojo de Barcelona. A Gallego, un antinacionalista catalán convencido, se le vincula al núcleo duro de los populares. Durante esta campaña se destacó por su radical discurso en contra de la inmigración.