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Reportaje:

La primera víctima del humo de Pekín

Gebrselassie, plusmarquista mundial de maratón pero enfermo de asma desde niño, renuncia a la prueba en los Juegos por los problemas de contaminación de la capital china

Amaya Iríbar

Haile Gebrselassie, el rey del maratón, el hombre que tiene el récord mundial en 2h 4m 26s y que confía en bajarlo de las dos horas antes de retirarse, no quiere correr la prueba reina del atletismo en los Juegos Olímpicos de Pekín. A los 34 años, el etíope, que tiene asma desde niño, no quiere someter su cuerpo a la contaminación y las duras condiciones climáticas de la capital china. "La polución es una amenaza para mi salud y sería difícil para mí correr 42 kilómetros en las condiciones actuales", dijo el campeón ayer a la agencia Reuters, que añadió: "No desertaré del todo, porque correré los 10.000".

El cielo de Pekín está contaminado. Aunque el parque móvil no es muy grande -ronda los tres millones de coches-, las fábricas convierten el aire en uno de los más irrespirables del mundo. Las autoridades chinas son conscientes del problema y se han comprometido a resolverlo antes de los Juegos, pero, faltos de tradición ecológica, se les acumula la tarea. Aunque han anunciado a bombo y platillo el cierre de algunas plantas, han empezado a medir las emisiones de los coches y el viernes publicaron el primer registro estadístico de fuentes contaminantes, muchos atletas desconfían de su capacidad para reducir la contaminación. Incluso el presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge, reconoció que se planteaba cambiar de día algunas pruebas si suponían un riesgo para los deportistas.

Las autoridades han cerrado fábricas y aseguran que el aire será limpio
Por la humedad, los fondistas deben beber un cuarto de litro de agua cada 15 minutos

Algunos dudan de que la decisión de Gebrselassie tenga tanto que ver con el aire de Pekín y hablan de un cuerpo machacado y un calendario sin descanso que le reporta ingresos millonarios: acaba de correr la maratón de Dubai, donde hizo su segunda mejor marca, y el domingo hará la media maratón de Lisboa. Se rumorea que quiere volver a Berlín, donde batió el récord del mundo y donde le ofrecerían un cheque millonario.

El COI aseguró ayer que no ha habido problemas de contaminación en las pruebas preolímpicas celebradas en Pekín y Fernando Lozano, entrenador del maratoniano Chema Martínez, confía en que "las condiciones no sean tan terroríficas". Aún así, según The New York Times, algunos atletas se plantean correr con máscaras que bloquean las toxinas. La deserción olímpica del etíope asusta. Fondistas, ciclistas, triatletas y tenistas -Justine Henin también es asmática- serán los más afectados por las condiciones climáticas de Pekín, que a la contaminación que machaca a quienes sufren problemas respiratorios, añade un calor húmedo muy perjudicial para todos.

Los olímpicos españoles parecen mucho más preocupados por el calor, como revela el informe de recomendaciones del Comité Olímpico Español. Aunque las temperaturas previstas en los Juegos son ligeramente más bajas que las registradas en Atenas 2004, la humedad será más alta. En esas condiciones -en torno a los 30 grados y una humedad superior al 60%-, el cuerpo del deportista tiene enormes dificultades para enfriarse. Si no se enfría, los músculos fallan, viene la fatiga y, en casos extremos, los vómitos, los desmayos y hasta la muerte.

José Ríos acabó el maratón de los Mundiales de Osaka vomitando. La pérdida de uno de los avituallamientos en carrera hizo que se deshidratara. Muchos ni siquiera llegaron a la meta. La solución más efectiva para luchar contra el calor húmedo es "beber más", resume Ricardo Mora, fisiólogo del Deporte de la Universidad de Castilla-La Mancha, "¡pero nadie bebe tanto como suda!". Los atletas suelen reponer alrededor de la mitad de lo que pierden con el sudor.

"Hay que beber un mínimo de un cuarto de litro cada 15 minutos", calcula Luis Miguel Landa, responsable de los fondistas españoles y casado con un china. Y no sólo en carrera. También antes y después. Todos los atletas de alto nivel son conscientes de ello y personalizan los avituallamientos en función de su cuerpo con sales minerales, hidratos...

Los hay que, además, enfrían su cuerpo antes de competir. "María Vasco se ponía hielo en la gorra", recuerda Mora; Nike tiene chalecos que hielan y Esteban Gorostiaga, autor del informe del COE, apunta otros dos trucos: "Esperar a la prueba en una habitación fría o meterse hasta el cuello en agua fría entre 20 y 30 minutos". Otros intentan ponerse el parche antes de que aparezca la herida. Es lo que ha hecho el triatleta Javier Gómez Noya, que ha pasado un mes entrenándose en Suráfrica para ir aclimatándose a lo que le espera en Pekín. Su cuerpo es de los que se adaptan mal al calor húmedo, reconoce Andreu Alfonso, director técnico de la federación, así que toda su preparación olímpica se ha programado teniendo en cuenta esa circunstancia. Viajará a Oceanía para la Copa del Mundo. Y se concentrará 18 días en Corea del Sur, cerca de los Juegos.

No haría falta ir tan lejos. En términos climáticos, Barcelona es similar a Pekín. Lo que es más importante es hacer "recuerdos" de esas estancias para que el cuerpo no olvide, subraya Gorostiaga. A Chema Martínez le vale la experiencia mundialista de Osaka, donde acabó décimo, y reparte sus entrenamientos entre la contaminada Madrid, Sierra Nevada y Salobreña. "No hay forma de adaptar el cuerpo a la contaminación", resume su entrenador, para quien la única duda es "si hay que correr el maratón si las condiciones son malas". El objetivo es llegar como sea a los Juegos, aunque la maratón haya perdido a su gran estrella.

Haile Gebrselassie celebra la victoria y el récord del mundo de maratón en Berlín el 30 de septiembre de 2007.
Haile Gebrselassie celebra la victoria y el récord del mundo de maratón en Berlín el 30 de septiembre de 2007.EFE

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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