Creación de empresas en 2007: una visión optimista en el entorno español
El comportamiento de la actividad emprendedora en cualquier sociedad observa una estrecha relación con la marcha de los principales indicadores de progreso económico en la citada sociedad. Este corolario, intuido por los economistas hace tiempo, tiene desde hace casi una década una demostración empírica en los resultados que anualmente ofrece el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), que en España elabora desde hace ya ocho años el IE Business School y en el mundo es producido en 52 países bajo la responsabilidad de universidades y escuelas de negocios punteras.
Desde que arrancó en España el Proyecto GEM, hemos asistido a un positivo proceso de mejora de las condiciones y del reconocimiento a la labor que desarrollan los emprendedores. Los sucesivos Gobiernos han entendido la importancia del factor creación de empresas (y crecimiento de las pymes) diseñando cada vez más ambiciosos planes de apoyo a su labor, los medios de comunicación social se hacen eco de manera creciente de esta actividad, otros agentes sociales intervienen en el proceso, los programas de formación y la participación de las universidades va tomando protagonismo en el impulso del fenómeno. Como resultado, hemos asistido a un importante aumento de la tasa de actividad emprendedora (TEA, en inglés) que nos ha permitido como país pasar de puestos de escasa relevancia en la comparativa a ocupar posiciones de cierto privilegio en los rankings de actividad emprendedora en la UE y en la OCDE.
"En 2007, la actividad emprendedora en España aumentó un 4,11%, sobre un excepcional 2006"
¿Cuál es la razón de este creciente interés por la actividad emprendedora? Hay una serie de razones que hacen comprensible este interés en nuestra sociedad sobre la actividad creadora de empresas. La actividad emprendedora en cualquier sociedad avanzada resulta fundamental desde el punto de vista de la generación de empleo, innovación y riqueza colectiva. Ésta es la principal explicación que podemos apuntar a la hora de comprender la mejora en el conocimiento de la labor del emprendedor y la creación de múltiples instrumentos de apoyo a la actividad. Existe así una relación directa entre creación de empresa y creación de riqueza y valor en una sociedad. Desde el punto de vista del empleo, los nuevos proyectos empresariales y el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas (fase posterior a la actividad emprendedora) son responsables directos de un elevado porcentaje del empleo generado en cualquier sistema. Si hablamos de innovación, un porcentaje muy elevado de las innovaciones tecnológicas y en modelos de negocio también proceden del mundo de los nuevos proyectos empresariales. Finalmente, el crecimiento de éstos es responsable vía impuestos y subcontratación de generación de riqueza alternativa para la sociedad.
El año 2007 ha sido positivo en su conjunto para la creación de empresas y el crecimiento de las empresas consolidadas en España. La estadística oficial del INE recoge en los dos últimos meses del año 2007 una desaceleración de la actividad, en consonancia con un entorno económico más incierto. Creo muy necesario aportar en estos momentos una visión optimista, y apoyada de manera evidente en los datos de la más completa investigación mundial en la materia, para de este modo aplacar en la medida de lo posible alguno de los animal spirits que se ciernen sobre nuestra economía en el momento presente y hacer una pequeña aportación de ánimo a todos aquellos emprendedores con proyectos en su cartera animándoles a emprender en función de la calidad de su proyecto incluso en momentos de ciclo económico que apuntan a la desaceleración.
Permítame el lector aportar algunos datos extraídos del Informe GEM 2007 para complementar el optimismo presente en mi visión: la actividad emprendedora aumenta en 2007 un 4,11% (sobre un excepcional 2006); la actividad consolidada de las empresas en el mercado aumenta un 18,52%; la tasa de abandono se reduce en un 16,6%; aumenta el capital medio invertido con la correspondiente incidencia en la viabilidad del proyecto; aumentan y se diversifican las fuentes de financiación; etcétera.
No obstante, aunque existen muchas sombras en el horizonte económico cercano y muchos aspectos a resolver y mejorar en el fomento de la actividad emprendedora en nuestra sociedad (financiación, retorno social, educación, políticas públicas y otras), los datos nos indican que en la última década estamos construyendo una sociedad más emprendedora. Una sociedad más capaz de aprovechar la oportunidad que ofrecen mercados más dinámicos y complejos, y más solidaria en el impulso a la creación de empleo, riqueza e innovación. ¡Esperemos que dure la racha!
Ignacio de la Vega es profesor y director del Centro Internacional de Gestión Emprendedora del IE Business School.
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