Serbia liquida sus empresas públicas
El Gobierno de Belgrado pone en marcha un plan de privatizaciones valorado en 30.000 millones de euros
La inversión extranjera es el futuro de Serbia". Así de claro lo tiene el viceprimer ministro de la república balcánica, Bozidar Delic, quien esta semana aseguró ante un grupo de inquietos inversores que el Gobierno de coalición seguirá adelante con su plan de liberalización económica y con su intención de privatizar las empresas que permanecen bajo control estatal. Se trata de la mayor oleada de privatizaciones en Europa del Este, con la que el Estado serbio pretende recaudar unos 30.000 millones de euros.
Hasta 2.814 empresas figuran en la lista que la Agencia de Privatización serbia ha volcado en su página de Internet (www.priv.yu). Hay de todo: desde salas de juego hasta emisoras locales de radio y televisión, pasando por empresas de transporte y balnearios. La mayoría de las compañías a la venta son de tamaño pequeño o mediano, pero también hay gigantes heredados de la Yugoslavia de Tito. Telecom Srbija, la compañía de telecomunicaciones, será la primera en venderse. Después vendrán la eléctrica EPS, la línea aérea nacional, JAT, el aeropuerto de Belgrado y la farmacéutica Galenika.
El Gobierno calcula que el ritmo de crecimiento estará este año en torno al 6%, un punto y medio por debajo del registrado en 2007
Telecom Srbija será la primera en venderse. Después vendrán la eléctrica EPS, la aerolínea JAT y el aeropuerto de Belgrado
Serbia es uno de los últimos países del Este en vender sus joyas empresariales. Con la operación, el Gobierno espera ayudar a equilibrar las cuentas públicas y crear un marco económico favorable a la inversión extranjera. Las autoridades de Belgrado han llevado a cabo un amplio plan de apertura en los últimos años y han conseguido equilibrar las principales magnitudes macroeconómicas. En línea con los pronósticos de los analistas internacionales, el Gobierno calcula que el ritmo de crecimiento estará en torno al 6% este año, punto y medio por debajo del registrado en 2007.
Acciones para todos
Todos los serbios van a beneficiarse de las privatizaciones. El Gobierno ha reservado el 15% de las acciones de las empresas a la venta para repartirlas gratuitamente entre la población a razón de 1.000 euros por ciudadano. Serán un total de 4.000 millones de euros para unos 4 millones de personas, que sólo podrán vender sus participaciones seis meses después de la operación de reparto. El Ejecutivo de Belgrado trata así de contentar a amplias capas de la población que se han sentido marginadas de los avances económicos de los últimos años. Pero la controversia está servida: como el Gobierno de Belgrado considera que Kosovo sigue siendo territorio serbio, sus habitantes -albaneses en un 90%- también deberían recibirán participaciones en las empresas privatizadas.
La declaración unilateral de independencia por la provincia, el 17 de febrero, no ha cambiado los planes económicos del Gobierno, pero sí ha introducido un elemento de incertidumbre que preocupa a los inversores extranjeros. También ha provocado una profunda división en Gabinete entre los partidarios de seguir negociando la entrada en Unión Europea y quienes prefieren romper el diálogo si Bruselas no rechaza la independencia de Kosovo. El primer ministro, Vojislav Kostunica, y siete de sus ministros se encuentran entre estos últimos. Los 15 ministros restantes apoyan al presidente de la república, Boris Tadic, favorable al acercamiento a la UE sin condiciones.
En un esfuerzo por calmar la ansiedad de los inversores tras los disturbios del 21 de febrero, cuando grupos de manifestantes quemaron los edificios de varias embajadas occidentales en Belgrado, la Administración ha prometido continuar con las reformas económicas. "La situación macroeconómica sigue siendo estable", afirmó esta semana Bozidar Delic, que además de viceprimer ministro es el responsable de la integración europea.
El Ministerio de Economía y Desarrollo Regional asegura que si Serbia continúa su camino hacia la Unión Europea, la inversión extranjera directa crecerá hasta los 5.000 millones de euros anuales. La inversión es, junto a la demanda interna, el principal motor del crecimiento económico del país.
El pasado 28 de febrero, el banco central serbio subió por sorpresa tres cuartos de punto su principal tipo de interés, hasta el 11,5%, y vendió euros en el mercado de divisas para frenar la caída del dinar tras la declaración de independencia de Kosovo. La autoridad monetaria teme tambiénm que la inflación subyacente suba por encima del 6% previsto para este año.
El mercado inmobiliario
El Ministerio de Economía señala que el sector inmobiliario será de los más dinámicos en los próximos años gracias al alto nivel de ahorro. Serbia aún no ha notado las consecuencias de la crisis hipotecaria en EE UU debido al subdesarrollo de su propio sector inmobiliario, y sigue habiendo una gran escasez de capital para financiar proyectos. El mercado serbio de la vivienda, especialmente en Belgrado y Novi Sad, señala el Ministerio, está a punto de despegar y vivirá un boom si continúan las tendencias actuales. El año pasado se construyeron 7.000 viviendas en la capital y se calcula que la demanda en la ciudad es de 100.000 nuevos pisos, un factor que atraerá a inversores extranjeros. Para las próximas semanas están previstas numerosas privatizaciones en el sector, incluyendo las compañías Genes y Progres y varios hoteles.
La mayoría de los líderes serbios no dudan que el futuro del país pasa por su integración europea, pero la independencia de Kosovo ha puesto una gran piedra en el camino. Por ahora, Serbia seguirá pagando los intereses de la deuda de Kosovo para demostrar que todavía considera a la provincia parte de su territorio, un gasto que supone 150 millones de dólares (100 millones de euros) al año.
Desde Rusia, con amor (y gas)
Rusia es el aliado histórico de Serbia. En una nueva muestra de que su política exterior se apoya en su enorme poderío energético, Moscú ha premiado a Belgrado con la construcción de un ramal serbio del gasoducto South Stream, un proyecto conjunto del gigante ruso Gazprom y de la compañía energética italiana ENI. A cambio, y como agradecimiento al apoyo ruso en la cuestión de Kosovo, Serbia ha vendido a Gazprom una participación mayoritaria de su monopolio petrolero, NIS.
Durante una visita a Belgrado, el propio presidente electo de Rusia, Dmitri Medvédev, hasta ahora presidente de Gazprom, afirmó a finales de febrero que el proyecto supone un apoyo "moral, material y económico" a Serbia en unos momentos difíciles tras la declaración unilateral de independencia de Kosovo, a la que Moscú se opone con firmeza.
Valorado en 10.000 millones de euros, el gasoducto South Stream llevará gas desde Siberia al sur de Europa a través del mar Negro. El gasoducto compite con el proyecto Nabucco, respaldado por la UE y Estados Unidos para transportar gas a Europa desde Asia Central a través del mar Caspio.
Está previsto que la construcción del ramal serbio de South Stream comience en 2012 y que las operaciones se inicien el año siguiente. Además de Serbia, Italia y Rusia, en el proyecto participa también Bulgaria y Hungría. Es probable que Bosnia y Grecia se sumen.
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