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El Marco estrena una muestra sobre paraísos cercanos y destruidos

Está más que demostrado que la música despliega una profusión de estímulos de signo positivo y hace tiempo también que los científicos nos contaron que las plantas crecen más y mejor si su desarrollo se acompaña de sonidos musicales. Las del invernadero que el artista estadounidense Peter Coffin acaba de instalar en el Museo de Arte Contemporánea de Vigo (Marco) recibieron una buena ración de alimento la noche del pasado viernes, con un concierto dentro del reducido habitáculo de plástico. Allí se metieron, como pudieron, los cinco miembros de Ectoplasma y sus instrumentos correspondientes. El rock nutritivo de la banda viguesa no sólo satisfizo el paladar de los comensales pertenecientes al mundo vegetal, sino de todos los asistentes a la inauguración de la tercera exposición de esta temporada en el museo de la calle Príncipe, titulada Paraísos indómitos.

Más fácil que el grupo que lidera Nicolás Pastoriza lo tendrán los siguientes músicos invitados al ciclo de Conciertos para plantas que se celebrarán en la creación de Coffin todos los viernes, hasta la clausura de la muestra a mediados del próximo mes de mayo, ya que tocarán como solistas o en formación de trío, como mucho. La cuestión alimenticia no es la que más preocupa al artista, quien busca producir contrastes entre el mundo orgánico, la cultura y la ciencia en el invernadero, convertido en lugar de performance, experiencia y participación. La pieza preside una de las salas de exposición del primer piso del Marco, todo ocupado ya por Paraísos indómitos, una reunión de 46 obras de artistas internacionales sobre la relación del hombre con la naturaleza producida en colaboración con el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.

La comisaria y crítica independiente, Virginia Torrente, diseñó un montaje para rastrear la fuerza irreductible de la naturaleza. Es un viaje utópico hacia lugares inexplorados que se convierte en una búsqueda interior, en una colaboración entre artistas y científicos para mejorar el uso de los espacios naturales y los paisajes dañados que evidencian la ruptura del equilibrio en la relación de los seres humanos con el contorno ambiental. Las piezas, en su mayoría fotografías y vídeos, comparten una clara conciencia ambiental. "La exposición se construye al hilo de la acción humana en el planeta", explica Torrente.

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