Cataluña decide
Las victorias socialistas sobre el PP se asientan sobre una gran participación
El dramático llamamiento a la participación lanzado ayer por Sandra, hija del último asesinado por ETA, Isaías Carrasco, empequeñece hasta el ridículo cualquier campaña de fomento del voto. Y la participación es hoy la gran incógnita que planea sobre la jornada electoral en Cataluña. Los catalanes se confiesan demoscópicamente hastiados de la política. Y la campaña electoral, si bien deja clara la ventaja socialista sobre el Partido Popular -mucho más amplia en Cataluña-, no ha dilucidado la gran incógnita: ¿cuántos de los 5,3 millones de catalanes llamados a las urnas ejercerán su derecho a voto? ¿Se alcanzará la participación de 2004?
230.000 jóvenes podrán votar hoy por vez primera en unas generales
La solicitud de voto por correo ha crecido el 28% respecto a 2004
De todo ello depende que José Luis Rodríguez Zapatero recale en La Moncloa cuatro años más. La estadística lo certifica: las grandes victorias socialistas han coincidido siempre con altas cotas de participación en Cataluña. Ocurrió con la apabullante victoria de Felipe González en 1982, se repitió en 1986 y tuvo su reedición hace cuatro años, cuando el PSC aportó 15 de los 16 diputados de ventaja que los socialistas sacaron al PP en el conjunto de España. "Supe que perdíamos nada más conocer la participación en Cataluña", confesó hace cuatro años Ana Botella, esposa de José María Aznar. De hecho, Aznar obtuvo la mayoría absoluta para el PP coincidiendo con el mínimo histórico de participación en Cataluña: el 64%.
Sin embargo, la campaña que el viernes acabó de forma abrupta no ha dado signos de haber provocado una gran movilización. Un sondeo de la Generalitat previo a la campaña indicaba que sólo el 59% tenía decidido ir a votar. Los más jóvenes formaban el grueso del pelotón de los indecisos, y eso a pesar de que entre ellos hay 230.000 que pueden votar por primera vez. Algunos datos apuntan que las solicitudes de voto por correo han subido el 29% con respecto a 2004. Pero en el conjunto de España han aumentado el 38%.
Cataluña y su encaje en España, asunto que monopolizó buena parte de la pasada legislatura, ha escaseado en esta campaña. De ahí que los partidos nacionalistas hayan tenido problemas para hacer llegar su mensaje y asomar la cabeza entre las barricadas argumentales levantadas por los socialistas y el PP.
- PSC. Al grito de "que viene el lobo" el PSC ha tratado de movilizar a sus votantes, a quienes ha advertido con mensajes contundentes del riesgo "involucionista" de una victoria de la derecha. Más allá del desarrollo del Estatuto y de la nueva financiación, los socialistas se han centrado en predicar las virtudes de tener a un Gobierno "amigo" en Madrid. El programa del PSC, con tintes federalistas y demandas como la publicación de las balanzas fiscales, ha sido disimulado bajo el guión argumental del PSOE.
- CiU. Los nacionalistas han demostrado que pueden llenar polideportivos pese a sus cuatro años sin tocar poder. Pero el mensaje no ha cuajado. Sí lo ha hecho la incertidumbre. Los dos socios de la federación han exhibido sus diferencias en torno a si un eventual pacto con el PSOE debe contener una cláusula para romper el tripartito catalán. Duran también ha dado marcha atrás en sus intenciones de participar en el Gobierno. Cree ahora contraproducente implicarse a gobernar en pleno azote de la crisis económica.
- ERC. Temerosos por perder su grupo parlamentario y desengañados con Zapatero por cómo acabó la negociación del Estatuto, los republicanos han basado su campaña en rivalizar con CiU para ver quién será más decisivo para condicionar el próximo gobierno. ERC admite que pactará leyes sociales con el PSOE si Zapatero sale elegido, pero ha enterrado su propuesta de pacto global con la izquierda española.
- PP. Dolors Nadal ha recurrido al discurso de la supuesta persecución del castellano en Cataluña y ha azuzado el fantasma de la crisis económica recurriendo incluso a falsedades, como cuando ha asegurado que la leche cuesta más que la gasolina. Eso y un discurso rayando en la xenofobia han constituido el argumentario de Nadal, preparado al milímetro desde la madrileña calle de Génova. De Josep Piqué no ha quedado ni rastro.
- ICV-EUiA. Iniciativa ha hecho una campaña continuista y acorde con su discurso de los dos últimos años: exigencias en torno a la mejora de Cercanías y advertencias sobre un eventual giro a la derecha del PSOE si éste queda en manos de CiU y PNV. Los ecosocialistas han evitado por todos los medios mostrar su temor a perder el grupo parlamentario.
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