El hijo ruandés de Emma alza la voz

La diatriba de un estudiante de origen ruandés de 21 años contra la "patética cultura del famoseo" ha logrado acaparar titulares en la prensa británica. Una cobertura mediática que corresponde a su condición de hijo adoptivo de Emma Thompson, la gran actriz británica de 48 años, también conocida entre sus compatriotas por no tener pelos en la lengua a la hora de pronunciarse sobre cuestiones sociales y políticas.

Tindyewba Agaba, un ex niño soldado que perdió a su madre y hermanas en el genocidio de Ruanda (1994), es hoy uno de los estudiantes de la Universidad de Exeter, donde espera graduarse en Ciencias Políticas. Sus opiniones negativas sobre "la vida pretenciosa de las celebrities (famosos)" y su denuncia del "racismo blando" de las sociedades occidentales, ha trascendido tan sólo días después de que Thompson lograra frenar su deportación al darse por expirada su condición de refugiado político.

Tindy, como le llaman cariñosamente sus padres adoptivos, recaló en el Reino Unido a los 15 años, huyendo de la guerra. Conoció al matrimonio formado por Emma Thompson y Greg Wise aquellas navidades, durante un acto organizado por el Comité de Refugiados de Londres, al que la artista presta su apoyo. Le invitaron a pasar las fiestas con ellos y acabó convirtiéndose en uno más de la familia.

Fue Thompson quien le convenció para que ingresara en Exeter, por los buenos recuerdos que guarda de aquel paisaje campestre ubicado en el condado de Devon. Allí rodó Sentido y sensibilidad, que le procuró su segundo Oscar por el guión adaptado de la obra de Jane Austen, y conoció a su segundo marido, el atractivo actor Greg Wise (siete años menor). La pareja tiene una hija biológica, Gaia, de ocho años.

Durante sus años de formación universitaria, Tindy ha dejado claro que comparte el activismo de su madre adoptiva. Trabaja como voluntario en el comité antirracista de Devon, que combate los abusos contra las minorías, si bien se declara afortunado por la segunda oportunidad que ha hallado en el Reino Unido. En su universidad no ha sentado nada bien, sin embargo, la denuncia de que "faltan esfuerzos para atraer a estudiantes que reflejen la diversidad étnica", ante el revuelo que ha generado.