Una campaña saludable
La sanidad se ha revelado como el tema estrella de la subcampaña, o campaña subsidiaria, del PP madrileño, con la tournée de preinauguraciones, inauguraciones y reinauguraciones hospitalarias de la presidenta de la Comunidad, campaña destinada por lo que parece a captar los votos de los pacientes y a llevar a los enfermos el bálsamo de la buena nueva popular: bienaventurados los madrileños porque podrán ser atendidos por la sanidad privada cuando recurran a la sanidad pública sin coste adicional alguno. La gira sanitaria de Esperanza Aguirre está resultando ajetreada y polémica, como ella misma, pero entrando por la puerta grande, o por la puerta trasera como en Leganés, ella se las arregla para situarse a pie de cámara junto al único quirófano visible, o en un rincón neutral donde no se amontonen los escombros ni martilleen los operarios.
Los archivos informáticos son más fáciles de borrar y manipular y no ensucian las manos
La espinita de Leganés se la sacaron con creces en la inauguración del Infanta Leonor, novísimo centro hospitalario de Vallecas. No hay más que verla en la fotografía de Isaac F. Calvo publicada el sábado pasado en este periódico. Centro ineludible de la instantánea apaisada y a cuatro columnas, Esperanza, exultante, saluda con los brazos en alto y muy separados del tronco, gesto de victoria que no de víctima de atraco a mano armada, mímica a juego con una amplia sonrisa que subraya el rojo vivo de su chaqueta, corta y entallada, con un solo botón y graciosamente arremangada por el forzado ademán. Sonríe a su lado Güemes, el consejero del ramo y del flequillo, sin duda relajado ante la ausencia de moros en la costa, radicales y talibanes de la sanidad pública como los que el otro día aguaron la entrada de la jefa.
El peligro acechaba esta vez en el resbaladizo pavimento del centro vallecano, "un suelo infame", reconoció la presidenta, y se supone que ella y su séquito tuvieron que ralentizar su marcha triunfal, aminorar el paso alegre y bajar humildemente la vista al suelo para no acabar, luxados o descalabrados, en urgencias, las de otro hospital porque en éste todavía no las hay. Las urgencias y el paritorio no funcionarán hasta el 27 de abril, pero la eventualidad de un parto prematuro entre las mujeres de la comitiva estaba descartada. Lo que tampoco tiene el hospital son papeles, con el embrollo de la Operación Guateque es mejor no tenerlos que haberlos agilizado con trampa. Decía Güemes que espera del Ayuntamiento que agilice el trámite, tal vez para reinaugurarlo otra vez con todas las de la ley. La culpa de la demora la tendrá Gallardón, aunque fuentes municipales aseguren que la Comunidad ni siquiera ha solicitado el permiso.
El alcalde tendría que haberlo previsto, pero es que, entre campaña, subcampaña y contracampaña, está también a punto de perder los papeles. Seguramente no fue idea suya lo de incluir en el temario de una oposición municipal a técnicos sanitarios cinco páginas calcadas del programa del PP en materia de salud, cinco páginas de saludables promesas para las próximas elecciones municipales. La culpa, toda la culpa, recae, según el Ayuntamiento, en una profesora que no puede defenderse porque está de vacaciones, tomándose un merecido descanso después del ímprobo esfuerzo intelectual de leerse, comprendiendo, y copiar para el temario, el artículo titulado Compromisos electorales de obligado aprendizaje para el mejoramiento, si no de las técnicas sanitarias sí de los métodos para promocionarse en el trabajo y hacer méritos ante los jefes políticos del Consistorio.
¿Burdo adoctrinamiento? como dicen los socialistas del Ayuntamiento, ¿desliz de una profesora con síndrome prevacacional como afirman los populares? Sólo lo sabremos, quizás, cuando la educadora regrese de sus días de asueto y se entere de la que le han montado. Es lo malo que tienen los papeles escritos que los carga el diablo, por eso Esperanza Aguirre se decanta por la informática y por los hospitales virtuales. Cuando dijo que el centro sanitario de Vallecas era un hospital sin papeles, quería decir, explicaron los exegetas de turno, que en él "todo estará informatizado y no será necesario papel", se supone que salvo para uso sanitario e higiénico. No cabe duda de que es un sistema mucho más ahorrativo y ecológico, con la ventaja adicional de que los archivos informáticos son más fáciles de borrar y manipular y no ensucian las manos.
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