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Reportaje:

De paciente crítico a enfermo imaginario

Paco Morán regresa con una versión a medida de la obra de Molière

La mala suerte, aliada con la enfermedad, puso al actor cordobés Paco Morán al borde de la muerte. Un accidente de tráfico, una caída con rotura de fémur y una operación simple complicada con una severa infección se cebaron sucesivamente con el intérprete. Desde noviembre del año 2006 ha estado apartado de los escenarios, incluidos varios días en coma y 22 en la UCI. Ahora regresa con una obra a medida, una versión muy sui géneris del texto de Molière El enfermo imaginario que han tejido y cosido para él, en castellano, dos valores en alza de la dramaturgia catalana, Pau Miró y Marc Rosich. Falta aún cerca de un mes para el estreno, el 2 de abril en el teatro Condal de Barcelona. Pero ayer Morán quiso anunciar a bombo y platillo su retorno con una visita al mercado de la Boqueria.

Los últimos 12 años de vida profesional de Morán han estado estrechamente ligados a Joan Pera. La retirada forzosa del cómico motivó la separación, y aunque al intérprete cordobés le habría gustado, no ha sido posible el reencuentro escénico con su compañero, que representa con éxito Òscar, una maleta, dues maletes, tres maletes, función con la que le aguarda una larga gira por Cataluña y que compagina con la comedia de situación 13 anys i un dia. "Aunque yo espero que volveremos a trabajar juntos", confiesa Morán. Siguen con él, en cambio, algunos actores habituales en sus espectáculos. Así, Rosa Serra, Enric Llort, Enric Boixadera, Norbert Ibero y Marta Domingo, la única que no había trabajado a su lado, completan el reparto de la pieza, dirigida por Antonio Calvo.

El paso de Morán por el mercado levantó expectación. Muchos espontáneos se acercaron a saludarle y algunas señoras le estamparon dos besos en las mejillas. El actor cumple este año sus bodas de oro como profesional de la interpretación y aún se ve con energías para seguir dando mucha guerra. En la obra interpreta a un hombre que no quiere abandonar el hospital porque allí se siente acompañado y atendido. "Es una comedia con puntos de tragicomedia", dice. Él no tiene ninguna gana de volver a sanatorio alguno: ha pasado de paciente crítico a enfermo imaginario.

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