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Verdad y mentira de la oxigenoterapia

El oxígeno hiperbárico no remedia las arrugas, pero es útil en algunas patologías

La oxigenoterapia está de moda, pero los refrescos revitalizantes enriquecidos con oxígeno, los tratamientos hiperbáricos para eliminar las arrugas y los llamados bares de oxígeno son puro humo o, sencillamente, un engaño. Éstos y otros reclamos que venden la administración de oxígeno a presión superior a la atmosférica (oxigenoterapia hiperbárica) carecen de base científica. Los expertos alertan contra la utilización por personal no médico de cámaras hiperbáricas no homologadas, a la vez que recuerdan los beneficios de esta terapia cuando es bien administrada. La oxigenoterapia puede salvar vidas en accidentes de buceo, intoxicaciones por monóxido de carbono y en casos de gangrena gaseosa, y permite curar lesiones óseas, algunos tipos de infecciones, úlceras y la sordera súbita.

En intoxicaciones por monóxido de carbono, la cámara puede salvar vidas
Los bares y los refrescos de oxígeno son simplemente un engaño
Casi todas las cámaras de los hospitales públicos están ya en desuso
La oxigenoterapia es el tratamiento de elección para el embolismo gaseoso

"Buena parte del mal uso de la oxigenoterapia viene dada por los intereses económicos de algunas empresas que hacen campañas muy agresivas de sus productos. Pero, científicamente, no está demostrado que el oxígeno a presión atmosférica o hiperbárica sea eficaz para tratar el envejecimiento de la piel ni los problemas de cicatrización en personas sanas", recalca Jordi Desola, director de la Unidad de Terapéutica Hiperbárica del Centro de Recuperación e Investigaciones Submarinas (CRIS-UTH) de Barcelona. "Con el oxígeno hiperbárico y la cicatrización sucede lo mismo que con las vitaminas: no tienen ningún efecto cuando se está sano. Es una pérdida de tiempo y dinero".

Según este especialista, la base de la oxigenoterapia radica en que, al aplicar oxígeno puro en cámara hiperbárica, la sangre transporta unas 22 veces más oxígeno que en condiciones normales; además, en lugar de ser transportado por los glóbulos rojos (hematíes), el oxígeno circula de forma libre por la sangre y llega a lugares donde no llegan los hematíes cuando se respira oxígeno a presión atmosférica.

"Esto explica por qué la oxigenoterapia es eficaz en algunas enfermedades para las que no existe otro tratamiento, como los accidentes de buceo, o que se consideran incurables, como ocurre con los ancianos que tienen problemas vasculares. En esta población, los hematíes pierden elasticidad y tienen dificultad para extraer oxígeno de la hemoglobina. La oxigenoterapia hiperbárica es otra manera de aportar oxígeno a la célula sin hemoglobina", explica Antonio Viqueira, jefe del Servicio de Medicina Hiperbárica de la Fundación Santo y Real Hospital de la Caridad de Cartagena (Murcia).

La terapia con oxígeno a presión superior a la atmosférica se administra en las llamadas cámaras hiperbáricas, que pueden ser monoplazas y multiplazas. Las primeras suelen estar presurizadas con oxígeno puro; tienen cierto riesgo de deflagración y puede dar sensación de claustrofobia. Las segundas se presurizan con aire comprimido al mismo tiempo que los enfermos respiran oxígeno puro con una mascarilla. Tiene la ventaja de que el personal sanitario puede acompañar y asistir al enfermo si es necesario.

La oxigenoterapia hiperbárica es el tratamiento de elección para el embolismo gaseoso (entrada de gas en el torrente sanguíneo), ya sea venoso, como ocurre en los accidentes de buceo, o arterial, en el síndrome de sobrepresión pulmonar. También lo es en las intoxicaciones por monóxido de carbono que se producen en los incendios, con las cocinas o estufas en mal estado, en la ceguera o sordera bruscas por embolia o trombosis, en la gangrena gaseosa, es decir, la infección de tejidos causada por la bacteria Clostridium perfringens.

La oxigenoterapia también es una terapia preferente, con o sin otros medicamentos, en otros tipos de infecciones, traumatismos de partes blandas, retrasos en la cicatrización y úlceras crónicas, lesiones radioinducidas de hueso por la radioterapia, edema macular o pie diabético.

"Una de las indicaciones que sólo se realizan en Murcia es el tratamiento profiláctico de la infección por gérmenes anaerobios en fracturas abiertas de riesgo. Esto sucede, a veces, cuando se sufre un accidente de coche, o en lugares llenos de tierra, por ejemplo. Son heridas que tienden a infectarse y si das tratamiento en cámara después de haber tenido el accidente, el riesgo de cardioinfecciones es muy bajo mientras que en otros hospitales estos pacientes se infectan y se complican", explica Antonio Viqueira, que también es secretario técnico del hospital General Básico de la Defensa.

La oxigenoterapia moderna empieza en la década de 1950 y fueron las sociedades Americana de Medicina Subacuática e Hiperbárica (www.uhms.org), fundada en 1970, y la Europea de Medicina Baromédica y Subacuática (www.eubs.org), creada en 1973, las que establecieron las indicaciones actuales.

En España, la medicina hiperbárica es una subespecialidad de dos años que sólo se contempla formalmente en el Ministerio de Defensa. De momento, el resto de facultativos sólo se puede formar realizando un master de Medicina Subacuática Hiperbárica que imparte el CRIS-UTH en la Universidad Autónoma de Barcelona, que dura dos semanas.

Desola, fundador del comité coordinador de Centros de Medicina Hiperbárica y delegado y cofundador del Comité Europeo de Medicina Hiperbárica, insiste en que "la población general debe conocer que existen sociedades científicas que aportan información rigurosa y actualizada sobre esta materia y no dejarse engañar por contenidos médicos de páginas web no acreditadas. Por desgracia, en España no existe mucha cultura de acreditación", advierte.

Los primeros tratamientos con cámara hiperbárica en España se realizaron en la Escuela de Buzos de la Armada en 1926. En 1954 se fundó en Barcelona el Centro de Recuperación y de Investigaciones Submarinas, (CRIS), una unidad privada que trataba los accidentes de descompresión en una cámara monoplaza, conocida como cartucho de recompresión. En 1970, el Centro de Buceo de la Armada adquirió una multiplaza.

En 1967, los médicos del CRIS empezaron a utilizar en el hospital de la Cruz Roja de Barcelona una nueva cámara multiplaza diseñada por Josep Rahola. En 1989 se constituyó un servicio médico en la unidad de Terapéutica Hiperbárica (CRIS-UTH), que hoy es una de las unidades con mayor casuística y qué más accidentes de buceo (700) e intoxicaciones por monóxido de carbono (2.800) ha tratado.

En la década de 1970 muchos hospitales públicos adquirieron cámaras monoplaza. Algunas tuvieron una gran actividad, pero otras apenas se utilizaron, y hoy están casi todas en desuso.

Jordi Desola, ante la cámara hiperbárica del Centro de Recuperación e Investigaciones Submarinas de Barcelona.
Jordi Desola, ante la cámara hiperbárica del Centro de Recuperación e Investigaciones Submarinas de Barcelona.

Problemas vasculares y úlceras

Son las cinco de la tarde de un viernes, y 17 pacientes entran, entre risas y bromas, a la cámara hiperbárica del hospital de la Caridad de Cartagena. En la cámara hace fresco. Albino Louzán, operador de la cámara, explica que "cuando se inyecte el aire comprimido subirá la temperatura". Casi todos son ancianos que padecen úlceras por problemas vasculares o diabetes

Mónica Lozano, de 20 años, es la excepción. Sufre necrosis vascular en la cabeza del fémur y rodilla. Mónica llegó al hospital murciano tras estar 15 días en la Unidad de Cuidados Intensivos, sin poder andar, y como último recurso antes de ponerle una prótesis de cadera. "Después de 30 sesiones empecé a caminar, a las 64 recuperé toda la cadera y ahora espero recuperar la rodilla", dice sonriente.

Remedios Pascual tiene 72 años y varices varicosas. "Me han tratado en distintos hospitales, pero aquí es el único sitio donde se me han cerrado. El tratamiento es lento, pero bueno", dice. Maravilla Sánchez, de 80 años, sufre diabetes. Cuenta que para curar la úlcera ha tenido que seguir tres años de tratamiento.

Ángeles Ibáñez lleva las dos piernas vendadas, se adelanta y dice: "Nací el 31 de mayo de 1922 y tengo úlceras desde hace 20". Javier, educado y diligente, añade: "Tengo enfermedad vascular y aquí me han salvado la vida".

"Las enfermedades más frecuentes que tratamos en este hospital son problemas vasculares y úlceras. Quizás uno de los casos más espectaculares fue el de una paciente de Lagunas de Ruidera (Ciudad Real) que estaba desahuciada y sufría osteomilitis, una infección del hueso debida a la excesiva radiación recibida en un cáncer de mama. Estuvo dos meses y medio con tratamiento en la cámara. Ahora ya lleva cuatros años con la herida curada", dice Antonio Viqueria, que está al frente de esta cámara, la mayor de España y una de las mayores de Europa.

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