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Tribuna
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Rentas para el futuro

Un fondo soberano (sovereign wealth fund) es un fondo propiedad de un Estado que tiene como objetivo invertir el exceso de las reservas que estima que pueda necesitar a corto plazo (principalmente en activos financieros, como acciones, bonos, etcétera) a largo plazo.

Recientemente han surgido múltiples ejemplos de bancos comerciales y de inversión occidentales que han dado entrada en su capital a estos fondos: entidades como Citigroup, Merrill Lynch, UBS, Morgan Stanley, Bear Stearns, que han colocado entre estos fondos grandes paquetes de acciones de nueva emisión a precios aparentemente bajos para fortalecer sus balances.

La actividad inversora de estos fondos soberanos no es nada nuevo. Lo que es nuevo es la toma de posiciones tan fuertes en instituciones financieras emblemáticas como Citibank, instituciones que desempeñan papeles centrales en el seno de nuestras economías occidentales. ¿De dónde vienen estos fondos soberanos, por qué existen, y serán beneficiosos para las economías occidentales a largo plazo?

Es un fondo propiedad de un Estado que tiene como objetivo invertir el exceso de sus reservas a largo plazo

Entre los países que tienen fondos soberanos destacan los Emiratos Árabes Unidos (Abu Dabi), Singapur, Noruega, Arabia Saudí, Kuwait, China y Rusia. Como se puede observar, los mayores fondos soberanos están asociados a países exportadores de gas y petróleo. Estos países, conscientes de que el gas y el petróleo son recursos perecederos, buscan así acumular rentas para el futuro.

Tradicionalmente, estos fondos han materializado sus inversiones en letras del Tesoro americano, aunque últimamente optan con más frecuencia por inversiones en renta variable, es decir, compañías tanto cotizadas como no cotizadas. Sus inversiones son, generalmente, a largo plazo, por lo que deberían actuar, en principio, como estabilizadores del sistema financiero. El FMI estima que los fondos soberanos controlan actualmente tres billones de dólares en activos. Para ver su crecimiento con perspectiva, conviene señalar que en 1990 estos fondos apenas superaban los 500 millones, y pasarán a alcanzar los 10 billones de dólares en 2012, según el FMI. El principal motivo por el que la mayor parte de los fondos soberanos ha aumentado desmesuradamente es el incremento del precio del petróleo y el consumo del mismo.

¿Por qué son estos fondos motivo de preocupación para algunos?: 1) inspiran temor por su descomunal capacidad inversora; 2) la mayoría (exceptuando casos como el noruego) son bastante opacos: no existe información exacta sobre su volumen total ni sobre sus objetivos inversores; 3) su alto apalancamiento podría producir una sobrerreacción de los mercados y dar lugar a un efecto amplificador de futuras crisis sobre todo el conjunto de la economía global; 4) se teme su entrada en sectores estratégicos como el energético, aerolíneas o industria armamentística y contratos militares; 5) estos fondos podrían dejar de ser meras inversiones financieras para convertirse en vehículos de presión política en los países objetivo.

¿Cuáles son los contra-argumentos a favor de estos fondos?: 1) no cabe duda de que la disposición para invertir cantidades astronómicas en bancos grandes severamente debilitados por la crisis actual ha contribuido a estabilizar los mercados financieros; 2) es ventajoso, políticamente hablando, que existan unos vínculos entre estos países emergentes y el bienestar de las economías occidentales a través de nuestros mercados bursátiles; 3) estas inversiones masivas no dejan de ser votos de confianza a favor de los sistemas político-económicos de Oriente por parte de estos Gobiernos extranjeros.

La mayor incertidumbre en torno a los fondos soberanos, hoy por hoy, no son los potenciales problemas políticos, sino cómo estos fondos pueden afectar a los mercados financieros internacionales. En este momento es difícil no concluir que su evolución hasta la fecha, sobre todo recientemente, ha sido más bien positiva.

Nicholas Walker es socio fundador de Socios Financieros.

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