Brendan Hughes, ex dirigente del IRA
Lideró la primera huelga de hambre de presos republicanos contra el poder británico
Más de 2.000 personas se concentraban el lunes de la pasada semana por las calles del oeste de Belfast, bastión católico, al paso de la comitiva fúnebre de Brendan Hughes, ex comandante del IRA y líder de la primera huelga de hambre de los presos republicanos que desafiaron al poder británico en los ochenta. La Irlanda del Norte de hoy ya ha conseguido pasar la página de la lucha armada, pero Hughes mantuvo hasta el final su oposición a los acuerdos de paz, que consideraba una rendición. Gerry Adams, líder del Sinn Fein -brazo político del IRA-, figuraba al frente de los hombres que portaron el féretro hasta la catedral de San Pedro. Sus palabras elogiosas hacia "mi buen amigo durante todos estos años de combate" no lograron hacer olvidar el desencuentro entre los dos hombres: en los últimos años, Hughes acusó a sus antiguos camaradas de traicionar los principios republicanos, al pasar a integrar el Gobierno de la provincia autónoma con sus otrora enemigos protestantes.
Brendan Hughes se unió al IRA en 1969, y a principios de la siguiente década era detenido junto a Adams e ingresado en la cárcel de Long Kesh, a las afueras de Belfast, conocida después como Maze. A su fuga le siguió un nuevo arresto en el mismo centro, donde se erigió en comandante del IRA en la prisión e instigador, en 1980, de una huelga de hambre de 53 días que perseguía el reconocimiento del estatuto de "presos políticos" para los republicanos. Acabó cediendo a raíz de las concesiones británicas sobre el uniforme que definía a cada prisionero, pero al año siguiente su sucesor en la rebeldía, Bobby Sands, fallecía en una segunda huelga junto a otros nueve de sus compañeros. Hughes logró sobrevivir a estos avatares, que sin embargo dejaron serias secuelas en su salud de las que nunca se recuperó.
El pasado 16 de febrero fallecía a los 59 años -su familia no ha revelado las causas médicas-, una semana después de su ingreso en un hospital de la capital norirlandesa. "En 1969 teníamos un entusiasmo ingenuo sobre nuestras reivindicaciones. Ahora, en 1999, el proceso político [de paz] ha creado una clase de mentirosos profesionales que siempre han explotado nuestra lealtad", fue una de sus declaraciones destinadas a torpedear las concesiones de sus correligionarios. En los años sucesivos, Hughes dejó claro que "no estoy abogando por un regreso a la guerra, que tantos sacrificios nos ha costado", y volcó sus diatribas en la denuncia de la "traición" a las raíces trabajadoras del movimiento republicano.
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