Piñas y pareos

El actor barcelonés del grupo teatral Tricicle -que está de gira por España con Garrick- aún siente un escalofrío al recordar el viaje sorpresa que su mujer le preparó para combatir el estrés hace un año.

¡Qué suspense!

Me llevó a París, y ahí me dijo que íbamos a la Polinesia francesa. Estuvimos en varias islas: Papete, Rangiroa, Bora-Bora...

Sí que estaba estresado.

Y es verdad que desestresa, porque se cumplen los tópicos del paraíso tropical. Al bajar del avión te reciben con ofrendas florales. Todo huele tanto a flores que hasta marea. Y la gente va en pareo; es tranquila, encantadora, y cuando quieren comer cogen una piña del suelo, y ya está.

Entonces, playa y más playa.

Sí, porque hay islas en las que sólo hay un hotel. Así que playa y buceo. En Rangiroa hay un recorrido buceando muy divertido en el que la corriente te arrastra. Es como un acuario en el que no hay que andar.

¿No pensó quedarse para siempre?

Te da cierta envidia ver cómo viven; pero como no te dediques a la pintura como Gaugin, lo tienes difícil.

Bueno, hay piñas en el suelo.

Y tus hijos pueden ir al cole en barco... Pero al final creo que es mejor ir sólo de visita.

Al final se aburre uno.

A quien vaya, le recomiendo que se lleve un libro. Yo me llevé uno de Marius Serra e hice bookcrossing: lo dejé ahí. El que lo encuentre, ya sabe de quién es.