Inmigrantes y renta per cápita
España ha dejado de ser un país de emigrantes para convertirse en un territorio de inmigración. El flujo total de entrada de inmigrantes en lo que va de siglo XXI ha sido muy superior al conjunto de toda la emigración del siglo XX. Las perspectivas demográficas para los próximos años confirman la actual tendencia. La población española sumará otros cinco millones de habitantes (hasta llegar a los 49,5 millones) desde ahora al año 2015. Al realizar nuevas extrapolaciones se calcula que entrarán en torno a 500.000 personas al año frente a una media de 300.000 anuales que han llegado entre 2000-2007.
Los trabajadores extranjeros han ocupado el 45% de los más de cinco millones de empleos creados desde el año 2000 y el colectivo de inmigrantes representa el 80% de las personas en edad de trabajar que se han incorporado al mercado de trabajo en estos últimos años. De esta forma, su peso en el empleo total ha pasado de representar el 1% en el año 2000 al 14% en 2007.
Los inmigrantes han ocupado el 45% de los más de 5 millones de empleos creados desde el año 2000
En Galicia, la tasa de trabajadores extranjeros es muy inferior a la media nacional
Este fenómeno no sólo es novedoso sino explosivo por su intensidad. Responde a la mayor capacidad de movilidad de la población y al desarrollo de los efectos de la globalización. Ésta advierte que las barreras u obstáculos a la libre circulación de capitales, bienes, servicios, tecnología, información e ideas tienden a desaparecer y se diluyen espacialmente, aunque en el caso de la libre circulación de personas todavía subsisten ciertos países y determinadas personas que desean limitarlas, apoyándose en actitudes xenófobas.
Un estudio de Ignacio Conde-Ruiz y publicado en FEDEA ofrece importantes clarificaciones sobre la incidencia de la inmigración sobre la renta per cápita de los españoles. Como es bien sabido, los tres factores que determinan la renta por habitante son la demografía, la tasa de empleo y la productividad. Si escudriñamos esta definición, tenemos que el factor inmigración ha sido clave en el crecimiento y, para el periodo entre 2000 y 2006, ha contribuido en más de un tercera parte al crecimiento del PIB. Avanzando un poco más, se puede decir que tanto el factor demográfico como el correspondiente a la tasa de empleo señalan trayectorias e impactos muy positivos; esto es, contribuyen a incrementar los niveles de ocupación y alentar las funciones de consumo.
No obstante, si relacionamos las aportaciones al PIB y a las rentas per cápita, se observa que los efectos son dispares. De una parte, la productividad se resiente, debido a que en ocasiones la cantidad ha superado a la calidad con lo que el producto final apenas ha variado. Y de otra parte, no todas las comunidades autónomas presentan el mismo resultado.
En aquellas comunidades donde más escasea la población nativa en edad de trabajar es donde la entrada de inmigrantes ha sido más intensa. Donde han entrado más inmigrantes son también las comunidades que más han aumentado las tasas de empleo de los nativos y donde más ha aumentado la participción laboral de las mujeres. Y finalmente, donde más inmigrantes entran es donde menos crece la productividad. Así las cosas, en Rioja, Murcia, Castilla-La Mancha, Canarias y Andalucía el impacto global de la inmigración sobre la tasa de crecimiento de la renta per cápita ha sido muy positivo. En otras (Madrid, Navarra, Cataluña, Baleares o Aragón) el balance ha sido negativo.
Galicia muestra un notable crecimiento de la renta per cápita en el periodo 2000-2006, muy superior a la media española. Pero, en el ámbito demográfico son destacables dos rasgos: a) la población de los nativos está muy estabilizada, y b) las tasas de inmigrantes son muy reducidas, muy inferiores a la media nacional. En consecuencia, los incrementos de la renta per cápita de Galicia se deben a fuertes aumentos de la productividad.
Y dichas tasas crecientes de la productividad van unidas a significativos incrementos de las tasa de empleo. Si desagregamos dichas tasas de empleo entre nativos e inmigrantes, observamos que en Galicia las tasas de empleo de los inmigrantes son menores que las de los nativos, siendo mayores las tasas de paro de los inmigrantes que las de los nativos.
En suma, es muy difícil justificar el argumento del candidato Rajoy sobre el papel de los inmigrantes.
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