El parricida de Elche, culpable de tres asesinatos
El tribunal del jurado declaró ayer por unanimidad a José María Macià, de 38 años, culpable del asesinato, con la agravante de alevosía y parentesco, de su mujer, de 34 años, y sus dos hijos, de seis y dos años, respectivamente. El veredicto considera que el acusado actuó en plenas facultades mentales y siendo consciente de lo que hacía. Tras este fallo, el parricida se enfrenta a una pena de 60 años de cárcel por el triple crimen, de acuerdo con la petición final del ministerio fiscal. La acusaci ón pública pide, además, que se declare al parricida "incapaz" de suceder a sus hijos y despojarlo de cualquier derecho hereditario sobre su familia. También solicita una indemnización de 450.000 euros.
El jurado rechazó la petición de indulto parcial o total al procesado "por la brutalidad del hecho, la falta de arrepentimiento y la frialdad mostrada en todo momento por el acusado".
La familia de las víctimas expresó su satisfacción por el trabajo final de la policía y la justicia. La resolución del jurado "trae un poco de consuelo al inmenso dolor de la familia", según precisó el portavoz de la familia, Jaume Sempere, que presenció en directo en la sala de vistas, la sección 7ª de la Audiencia de Alicante con sede en Elche, el fallo del jurado.
En su resolución, el jurado consideró probado que Macià, tras salir del trabajo en una obra la tarde del 12 abril de 2005, consumió alcohol y drogas sin determinar junto con un compañero de trabajo. Al filo de la una de la madrugada, se dirigió al domicilio familiar, en el barrio del Pla, en el centro de Elche. Entró en la vivienda y tras encender la luz del cuarto de baño para no despertar a su familia cogió la maza de la obra que llevaba ceñida a la cintura y se dirigió al dormitorio de la mujer y la mató con varios martillazos en la cabeza. Luego, mató al hijo mayor que dormía en la misma cama que la madre. Y, finalmente, se dirigió a la cuna donde dormía el pequeño y con la misma maza lo mató.
Tras el brutal crimen, siempre de acuerdo con los hechos probados según el jurado, lavó la maza en la ducha, comprobó que no tenía demasiados restos de sangre en la ropa, se perfumó, cogió el dinero que tenía ahorrado la mujer y se fue con su amigo de trabajo a un club de alterne. El agresor fue arrestado a la mañana del día siguiente en la pedanía de Torrrellano cuando se disponía a sacar dinero de un cajero para comprarse ropa nueva.
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