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"La industria del puerto de Alicante, a los polígonos"

"Están haciendo junto a zonas residenciales un puerto industrial", criticaba Julián del Pozo, vecino del barrio de San Gabriel, al sur de Alicante, durante la manifestación que anoche reunió a cerca de 1.500 personas (900 estimó la Policía Local y 2.500 según la organización) contra los planes industriales del puerto. "Las industrias, a los polígonos", replicó Antonio Gil, otro vecino.

A ritmo de batucada se abrió paso la animada protesta que discurrió entre la estación de Murcia y el Ayuntamiento. La marcha evidenció el malestar de los vecinos por los planes de instalar la planta de biodiésel o 17 silos de cemento al sur del recinto portuario. La manifestación fue muy colorida. "Más turistas y menos silos", "Sr. Flores le vendo mi piso", "Turista, visita los silos de cemento" o "Soy del PP y apoyo esta manifestación" fueron las leyendas más repetidas en los carteles junto al grito "no a los silos".La manifestación partió tras una pancarta unitaria portada por representantes de la Plataforma en Defensa del Puerto y por miembros de algunas de las 22 asociaciones de vecinos y plataformas ciudadanas que respaldaron la protesta. La pancarta recordaba "que el puerto es de todos los alicantinos" o que el "puerto no es un polígono industrial" y junto a los convocantes se manifestó la popular ventrílocua Mari Carmen, que enarbolaba una pancarta en la que se podía leer "Doña Rogelia dice no a los silos". La artista, vecina de la zona, leyó el comunicado final.

Los políticos marchaban detrás y entre los asistentes había una nutrida representación del Grupo Socialista en el Ayuntamiento (Carmen Sánchez Brufal, Ángel Pernías, Manuel de Barros, Lalo Díez, Loles Fernández, Javier Macho o Aurora Gómez) y representantes de EU con su candidato por Alicante, Miguel Ángel Pavón. Los sindicatos no secundaron la propuesta al hacer prevalecer la defensa de los puestos de trabajo.

El protagonismo fue de los vecinos. La plataforma convocante estima que son 100.000 los alicantinos que habitan en un radio de dos kilómetros del recinto portuario. "Quiero un puerto sin cemento", resumió Carmen Mira, vecina de Babel. "Me gustaría ver si Alperi colocaría una cementera frente a su casa", comentaba otro vecino. Entre los asistentes había muchas familias jóvenes, procedentes de los principales barrios afectados pero también de otros menos próximos. "No solo afecta a San Gabriel, sino a la ciudad", resumía un asistente.

Muchas de las pancartas centraban sus críticas en el alcalde de Alicante, Luis Díaz Alperi, del PP, en el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y en el actual consejero de Infraestructuras, Mario Flores, impulsor de la ampliación portuaria durante su etapa de presidente del puerto de Alicante. "Camps, ¿por qué traicionas a Alicante?" o "Alperi-Camps nos han robado nuestro mar", fueron otras de las referencias. Los manifestantes también hicieron hincapié en los riesgos para la salud y peligrosidad de las nuevas actividades.

La protesta concluyó con la lectura de un manifiesto en la plaza del Ayuntamiento de la ciudad. En él, los convocantes de la protesta exigieron que no se instalen los "17 megasilos de cemento" que calificaron de "monstruosidad". También reclamaron el traslado de los astilleros a un polígono industrial y a un puerto seco. El manifiesto defiende, igualmente, un uso comercial del puerto de Alicante "que multiplique los puestos de trabajo y la viabilidad económica" del recinto.

Largo pulso

La ampliación del puerto de Alicante hacia el sur ha chocado frontalmente con la opinión de los vecinos de la zona. Primero fue la planta de biodiésel; ahora, la instalación de hasta 17 silos de cemento. La historia se repite, y los vecinos no quieren dar su brazo a torcer.

La oposición vecinal, de hecho, ha tenido sus frutos. El proyecto de instalación de una planta de biodiésel provocó hasta tres manifestaciones vecinales desde finales de 2006. El Ayuntamiento, en marzo del año pasado, denegó la licencia de obra mayor y de apertura de la planta de biodiésel, aunque dejó la puerta abierta a un cambio de decisión si la promotora del proyecto replantea la altura de la instalación y lograba algún permiso del que carecía. El futuro de esta planta está en el aire.

A esta polémica le ha robado el protagonismo otra por la pretensión de cinco empresas de instalar 17 silos en la zona de la ampliación. La altura prevista inicialmente por estos silos alcanzaba hasta 55 metros. Vecinos y oposición denuncian que, con esa altura, esos puntos de almacenaje y distribución de cemento serán una pantalla industrial para una ciudad que tiene en su fachada marítima una de sus señas de identidad. Los vecinos están alarmados por el desarrollo de actividades industriales muy cerca de sus viviendas y temen un perjuicio a su salud y a condiciones de vida. "El polígono industrial no puede estar en el escaparate de la ciudad, que es el puerto", resumía ayer Eliseo Fernández, vicepresidente de la Plataforma en Defensa del Puerto.

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