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Van Gogh y el hijo del carpintero

Un retrato infantil pintado poco antes de suicidarse se vende por 20 millones

Isabel Ferrer

Antes de caer en la depresión que le abocaría al suicidio en julio de 1890, Vincent van Gogh atravesó un intenso periodo creativo que le llevó a pintar 80 cuadros en 70 días. Uno de éstos, titulado El niño de la naranja, saldrá a la venta a partir de la próxima semana por 20 millones de euros en la Feria de Antigüedades de la ciudad holandesa de Maastricht (TEFAF). Se trata de uno de los pocos retratos infantiles ejecutados por el artista, inspirado tras visitar en París a su sobrino Vincent, hijo de su hermano Theo. Su aparición en el mercado sienta además un precedente. Ha permanecido casi un siglo en una colección particular suiza, y sus todavía propietarios destinarán el dinero a la infancia deprimida.

Los propietarios destinarán el dinero a la ayuda a la infancia
El modelo era Raoul Levert, tenía dos años y posó vestido de niña

Lo primero que salta a la vista al contemplar El niño de la naranja es la placidez del momento captado. Al contrario que otros cuadros de Van Gogh, como los que pintaría poco después, con sus trigales tormentosos y bandadas de cuervos a la fuga, éste provoca la sonrisa del espectador. Vestido de niña siguiendo la costumbre de la época, el pequeño retratado coge la fruta como si fuera un sabroso juguete.

Se llamaba Raoul Levert, tenía dos años y su padre era el carpintero de Auvers-sur-Oise. Dicho artesano se hizo amigo del pintor y le proporcionó marcos para sus telas durante la temporada que pasó en un albergue local. El trágico destino del holandés, que se disparó un tiro fatal al pecho a los 37 años, hizo que le construyera también el ataúd.

Van Gogh llegó a Auvers recién salido del sanatorio para enfermos mentales de Saint Rémy, cerca de Arlés. Antes de alquilar una habitación en el establecimiento de la familia Ravoux, pasó por París para ver a su sobrino y tocayo, Vincent. Era el hijo de su hermano, Theo, y de su cuñada, Johanna, y es posible que la ternura de la inocencia infantil le sirviera temporalmente de bálsamo. Según los expertos de TEFAF, de ahí surgió una serie de retratos de niños "ejecutados en un estado de explosión creativa singular, por tratarse de los últimos días de su vida". El propio artista le desveló a su otra hermana, Guillermina, el aspecto más profesional de la etapa creativa que atravesaba. En una de sus múltiples cartas llenas de dibujos, le dijo que "el retrato moderno constituía la auténtica pasión de su oficio". Para estar completo, a este vistazo de la serenidad mostrada por el pintor en su corta estancia parisiense le faltaría la mirada de la madre del pequeño Vincent. Sorprendida por el buen humor de su cuñado, Johanna escribió a su vez que encontró a un hombre renovado en la estación de ferrocarril parisiense. "Tenía buen color y un aspecto excelente y sano. Vino con un nido de pájaros para el niño e insistió en llevarle en brazos todo el tiempo", recordó.

Aunque la feria de arte holandesa no sea una subasta, los 20 millones de euros pedidos por el cuadro por la firma de marchantes Dickinson, radicada en Londres y Nueva York, se consideran "un hito". El pasado noviembre, la tela Trigal, también del pintor, no se pudo vender en Nueva York al no alcanzar los 25 millones de dólares de salida. Para El niño de la naranja, su paso por Maastricht supondrá su segunda visita holandesa. La tela fue mostrada en 1905 en Ámsterdam y en 1916 la compró el matrimonio formado por los suizos Arthur y Hedy Hahnloser. La pareja tenía una colección de pintura impresionista y posimpresionista que expusieron en Villa Flora, en la ciudad de Winterthur. Sus herederos la habían conservado hasta hoy y dedicarán la suma de la venta a proyectos para la infancia y la juventud. Un final seguramente apropiado para un cuadro que presidió el velatorio del artista en Auvers, junto con los Lirios y La iglesia de Auvers, todos pintados allí y en un acto de homenaje de su hermano y vecinos.

<i>El niño de la naranja</i> fue uno de los últimos lienzos pintados por Vincent van Gogh antes de suicidarse.
El niño de la naranja fue uno de los últimos lienzos pintados por Vincent van Gogh antes de suicidarse.

Las multimillonarias cifras del artista

- Retrato de un artista sin barba (autorretrato), vendido por 64,3 millones de euros el 20 de noviembre de 1998.

- Doctor Gachet, vendido por 51 millones de euros el 16 de mayo de 1990.

- Los lirios, vendido por 36, 3 millones de euros el 22 de marzo de 1990.

- Los girasoles, vendido por 27 millones de euros el 30 de marzo de 1987.

- La arlesiana, Madame Guinoux, vendido por 26,8 millones de euros el 2 de mayo de 1998.

- Interior de un restaurante, vendido por 7,7 millones de euros el 1 de mayo de 1996.

- El jardín del poeta en Arlés, vendido por 2,18 millones de euros el 13 de mayo de 1980.

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