Bar Mut
Siempre nos quedará París. Pasen los años, nos achaque el dolor de espalda, siempre nos quedará París. A la vuelta de la ciudad de los adoquines, la nostalgia por sus bulevares, sus librerías, sus gentes discretamente lejanas, o por los cortos instantes, -uno, una caricia sobre la tumba de Truffaut y su niño adulto Doinel en el cementerio de Montmartre-, tiene un efecto inmediato a pesar de haber paseado París bajo un manto cenizo de lluvia. "La nostalgia ya no es lo que era" profetizó Simone Signoret en sus memorias. Y como uno trata de encontrar paraguas multicolores para protegerse de las evocaciones dolorosas, Ferré, Barbara, Vian, Autant-Lara y La traversée de Paris, me he ido al Bar Mut, ese local que nació con la Barcelona recién ocupada por los fascistas y que ha sido renovado para convertirse en una peculiar bodega o bar con toques estudiadamente bohemios con unas gotitas de bebop. Es cierto, en el Bar Mut hay un piano, pero la banqueta sirve, muchas veces, de mesa para parejas a las que no les importa mirarse a los ojos.
Y me gusta el Bar Mut porque es un bar que te transporta a una ciudad sin nombre, quizá a ese París imaginario -el tuyo o el mío-, por la sensación de que sentado en sus entrañas la calle se ve como un decorado por el que pasean gentes dispuestas a dejarse fotografiar por Doisneau a cambio de un beso. Placer visual, besos robados de cine mudo, a los que, desde dentro del local, se los endulza con una gustosa oferta de platillos gastronómicos bien diseñados. Huevos fritos con muchas novias, risottos perfumados, ensaladas para los que no le gustan las dietas, marisco, navajas, chirlas frescas, una selección de charcutería que regala a las bestias la posibilidad de una segunda vida o la ración del día acorde con la bondad del mercado. Toda persona que decida ir al Bar Mut encontrará el plato y el vino que desee. Más de 200 marcas de vinos reposan armados en los estantes de las paredes. Aunque tengo un amigo que no se deja avasallar por ese enorme sepulcro vitícola. Él prefiere la cerveza porque dice que en el Bar Mut, la rubia la tiran como en los mejores bares de Madrid.
- Lo más: sus magníficas conservas.
- Lo menos: los exagerados precios de algunos platillos y conservas.
- Dirección: Bar Mut. Pau Claris, 192. Tel.: 93 217 43 38.
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