_
_
_
_
PUNTO DE OBSERVACIÓN | ELECCIONES 2008
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un señuelo vulgar y peligroso

Soledad Gallego-Díaz

Al margen de la tendencia que vayan marcando las últimas encuestas y sondeos, parece claro que el PSOE tiene en estos momentos bastante más potencial de crecimiento que el PP y que los socialistas están jugando con esas expectativas. Los populares no aspiran, normalmente, a atraerse el voto de terceros partidos (nacionalistas e Izquierda Unida), mientras que los socialistas suelen empeñarse en entrar en esos ricos caladeros a la primera oportunidad. No se trata sólo de aumentar el número total de votos, sino, esencialmente, de conseguir las pequeñas diferencias que dan un escaño de más en determinadas provincias. Y esas pequeñas diferencias dependen hoy por hoy, probablemente, más de atraer voto útil que de movilizar a jóvenes, potenciales abstencionistas y en cuanto tales, el electorado más difícil de predecir o conjeturar del mundo.

En los últimos dos días se ha abierto una desagradable posibilidad. Da la impresión, oyendo a Rajoy y a sus estrategas de campaña, de que el Partido Popular manosea la idea de utilizar la inmigración como la única vía posible para entrar en otros caladeros. O mejor dicho, de utilizar la capacidad de convertir la inmigración en un problema electoral caliente para intentar pescar en río revuelto. El colmo de la estupidez sería que la izquierda colaborara en ese perverso diseño, dándole un relieve desproporcionado. La gente sensata de este país, piense lo que piense en otros temas, debería oponerse con firmeza a semejante juego. No convirtamos entre todos, en estas elecciones y por pura apatía o simple falta de comprensión, la presencia de los inmigrantes en un problema gravísimo digno de grandes decisiones. Simplemente, porque esa no es la realidad hoy día en España. Y porque ese sí es un juego en el que siempre prosperan los peores sentimientos y la peor calaña política. La inmigración como tema electoral prioritario en esta campaña es un vulgar señuelo y sería una desgracia que cayéramos en él como si fuéramos simples bandadas de patos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_