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Reportaje:

El sueño de una tribu africana

El jefe de los Masai de Kenia presenta en Alicante sus proyectos educativos

En pocas horas acumuló muchas experiencias vitales: por primera vez se subió a un avión, visitó un país europeo y se impresionó viendo el mar en Alicante. William Kikanae, jefe de la tribu keniana Masai Mara, a la que pertenecen unas 450.000 personas, persigue a sus 30 años un sueño: educar a los miembros de su tribu sin perder su esencia. "No vengo a Europa porque me guste viajar, quiero introducir aquí nuestra cultura, pretendo cambiar nuestra comunidad pero manteniendo nuestras raíces tribales", dijo ayer en el Aula de Cultura de la CAM de Alicante, donde esta tarde ofrecerá una conferencia sobre la cultura Masai. Para lograrlo busca ayuda, y por eso ha venido a España.

En la región del Serengeti, ubicada al suroeste de Kenia, en plena sabana, la gente vive del pastoreo del ganado y de la naturaleza. Durante décadas los niños no han conocido la escuela, y han sido educados bajo las acacias por los maestros más viejos del lugar. Las mujeres no podían acudir a esas clases y colaboraban con sus madres en tareas domésticas. Hasta hace poco mantenían encarnizadas luchas por robar animales para comer. Pero ahora, negocian e intercambian alimentos. "La educación es la llave para cualquier cosa", decía ayer reiteradamente este líder tribal, "sin perder nuestra cultura y nuestra tradición".

"La educación es la llave para cualquier cosa", asegura Kikanae
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Un jefe masai en Alicante

El dilema fundamental radica en poder ofrecer nuevos horizontes culturales a esta tribu milenaria sin que pierda sus raíces. Un reto "complejo y difícil" por el que han empezado a trabajar. "Los Masai no queremos perder nuestra cultura, sino educar para poder crecer", explicó Kikanae. El proceso es complejo y está repleto de dificultades, pero ya ha empezado. En esta tribu han empezado a sustituir las raíces y plantas medicinales por los medicamentos occidentales. En la actualidad luchan contra el absentismo escolar, un 80% de los niños ya van a las clases que se imparten bajo los árboles, y casi la mitad de los mayores ya no practican el rito de la ablación femenina o la circuncisión masculina.

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Kikanae trajo bajo el brazo el sueño de garantizar la educación de su gente, y para lograrlo tiene un proyecto que requiere fondos económicos. Pretende construir una escuela-orfanato para que 50 niños y niñas aprendan a leer y escribir. "Queremos médicos Masai, pero ¿cómo ser doctor sin ir a la escuela?", se preguntaba ayer Kikanae, que vino ataviado con el atuendo tradicional de su tribu, llamado swuka, un vestido de colores llamativos, azules y violetas, con collares, conchas y un bastón de mando.

La directora de Woman Together, Rosa Escaldel, y el presidente de Kenya Cheetah Foundation, Jorge Alesanco, dedicado a la conservación del guepardo, explicaron que pretenden preservar esta región africana. El guepardo, como el lince ibérico, es una especie en extinción, "al igual que la cultura Masai" dijo. Para preservar este felino pretenden crear un orfanato de guepardos, con dos machos de la misma especie para garantizar la procreación y educarles para que no cacen las cabras de esta tribu. Además de la escuela para niños, está previsto también construir un centro sanitario de atención primaria para la población Masai y otro proyecto para el desarrollo y la defensa de la mujer en la región mediante la venta y comercialización de la artesanía tradicional que elaboran en casa.

La tradición de no cazar con armas de fuego convierte a los Masai en los grandes conservacionistas del África Oriental. Son los últimos aristócratas de la vida salvaje.

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