La macro de 2007
La economía española creció el pasado año un 3,8% en media anual, con un perfil de desaceleración a lo largo del año tras alcanzar en el primer trimestre lo que será muy probablemente el máximo de este ciclo (gráfico izquierdo). Esta tasa supera en 1,1 puntos porcentuales la de la zona euro, pero cuidado, eso no significa que el español medio haya aumentado su renta relativa. Hay que tener en cuenta, en primer lugar, que este diferencial de crecimiento es inferior en dos o tres décimas al de la población, por lo que el PIB per cápita ha retrocedido en esa cuantía, y en segundo lugar, que debido a los fuertes aumentos de las rentas que pagamos al exterior por nuestra deuda, el crecimiento de la renta nacional disponible en 2007 fue 0,9 puntos porcentuales inferior al del PIB.
Las rentas del trabajo van perdiendo parte del pastel a favor de las rentas del capital y rentas mixtas
Además del robusto crecimiento del PIB, entre los aspectos positivos debemos incluir el aumento del 3% del empleo (550.400 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo), cifras similares a las del año anterior (gráfico central). De ello se deduce que la productividad del trabajo aumentó un 0,8%, tasa que, siendo escasa, es la más alta desde 1996. El crecimiento económico se va haciendo poco a poco menos intensivo en trabajo, aunque no sé si esto es bueno ahora que dicho crecimiento se reduce y el empleo que se crea ya no es suficiente para absorber el aumento de la oferta de trabajo. También fue positiva la evolución a la baja del deflactor del PIB (3,1% en media anual), que es el verdadero indicador de la inflación que genera una economía, mucho más completo que el IPC, pues éste no incluye todos los bienes y servicios que se producen y, además, incorpora un alto porcentaje de productos importados. El shock que nos ha provocado el subidón del IPC en los últimos meses no nos ha dejado ver que éste ha sido el año que menos inflación ha generado la economía española desde 1999, lo que es debido al sector de la construcción. En el lado negativo se encuentra, un año más, el aumento del déficit frente al exterior, que alcanzó un 9,5% del PIB en media anual. Este déficit lo hemos financiado con facilidad hasta ahora y a bajos tipos de interés, pero la crisis financiera lo complica todo y me temo que vamos a tener que moderar nuestro gasto en consumo e inversión mucho más de lo visto en 2007, y eso simplemente para moderar el ritmo de aumento de nuestro endeudamiento, no para reducirlo.
Un aspecto importante de las cifras de contabilidad nacional es cómo se distribuye el PIB obtenido. Parece que el único interés estuviera en crecer, pero creo que es igualmente importante tener en cuenta cómo se crece y cómo se distribuyen las ganancias. Como es sabido, en los últimos 15 años se viene produciendo un cambio progresivo y constante en la distribución funcional de la renta, en el que las rentas del trabajo van perdiendo parte del pastel a favor de las rentas del capital y rentas mixtas, y en el caso español, de las rentas que se lleva el sector público a través de los impuestos sobre los productos (gráfico derecho). En 2007 no cambiaron estas tendencias, aunque la pérdida de renta relativa de los salarios (dos décimas porcentuales) fue inferior a la de años anteriores. Sin embargo, la ganancia de las rentas del capital (siete décimas) fue una de las mayores. Ello fue posible por la anómala caída del peso de los impuestos, a pesar de lo cual, el fuerte aumento de los que gravan las rentas de las personas y sociedades permitió un aumento del superávit público hasta el 2,2% del PIB.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
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