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ELECCIONES 2008 | Campaña electoral

Dieciséis contra uno

Chaves se ha enfrentado a 10 candidatos y seis portavoces en 18 años

Lourdes Lucio

Manuel Chaves lleva 18 años como presidente de la Junta de Andalucía. En todo ese tiempo se ha medido a 10 candidatos de los otros partidos, pero también a seis portavoces de la oposición. Ahora, en sus sextas elecciones vuelve a enfrentarse como en 1994 y 1996 a Javier Arenas (PP) y a Diego Valderas (IU), candidato en 2004. Compite por primera vez con el andalucista Julián Álvarez, el único novato.

Desde 1990, Chaves es un candidato voraz que ha engullido a todos sus adversarios, un mérito que hay que achacárselo, sobre todo, al PSOE, un partido elefantiásico y muy poderoso, que ha ganado todas las elecciones celebradas en Andalucía.

En el PP, Chaves se ha enfrentado a tres candidatos (Gabino Puche, Javier Arenas y Teófila Martínez) y a tres portavoces en el Parlamento (Manuel Atencia, Antonio Sanz y Esperanza Oña). Puche ve pocos cambios en el candidato socialista desde que se enfrentó a él en 1990. "Cuando vino yo lo vi despistado y un poquito verde. Sigo oyéndole los mismos discursos que entonces", afirma el hoy cabeza de lista del PP al Congreso por Jaén, quien reconoce que Andalucía ha avanzando en este tiempo "algo, como también lo ha hecho Marruecos".

Aunque en esa etapa no existía las preguntas al presidente -éstas se inauguran en la etapa de la pinza en septiembre de 1994-, Puche veía y ve ahora a Chaves como "un parlamentario no brillante, plano y monocolor". "Siempre hacía lo mismo: empezada una exposición y empezaba a prometer. Al año siguiente, no cumplía y así sigue".

No tiene mejor opinión Manuel Atencia, quien tuvo que hacerse cargo del grupo parlamentario popular tras la marcha de Arenas a Madrid en 1996 para ser ministro de Trabajo. "Lo pensaba antes y lo percibo ahora con más intensidad: le falta entusiasmo".

Quizás en estas palabras está uno de los errores de partida del PP a la hora de enfrentarse a Chaves: el de creer que carisma y liderazgo son sinónimos, que la prudencia es displicencia y que la normalidad es un defecto. Manuel Gracia, portavoz socialista, advierte: "Chaves no engancha a la primera ni arrastra desde el principio si es que eso se considera carisma. Pero tiene claridad de ideas, firmeza y convicciones. No se deja llevar por los vaivenes y eso es liderazgo".

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Concha Caballero ha sido la portavoz de IU en esta legislatura, pero viene observando a Chaves desde 1994. Considera que el principal fallo que comete el PP es combatirlo desde la agresividad. "Él se ha forjado una imagen de buenismo, de ser muy accesible, incluso sus equivocaciones en la forma de hablar suponen un elemento de cercanía. Por eso, si lo atacas de manera agresiva aunque aparentemente lo machacas, socialmente pierdes, porque su imagen es la de una persona corriente, sensata y con una tendencia al centro enorme. Su liderazgo se basa en un no liderazgo".

En su opinión, al socialista el PP no le incomoda demasiado. "Le es fácil contrarrestarlo. Le basta con dejarle que se embalen por la vertiente de los insultos. Le molesta más que se le acuse de insensibilidad social".

Por el contrario, Manuel Atencia sostiene que el rival que más ha inquietado a Chaves es Arenas, cuando coincidieron 18 meses en la legislatura de la pinza, con un PSOE en minoría parlamentaria. "Entre Javier y Chaves no hay color, lo arrinconó de 1994 y 1996", subraya. Gracia y Caballero discrepan: creen que fue Luis Carlos Rejón, portavoz de IU en esa etapa, el que le perturbaba más. "Rejón era una persona muy pagada de sí mismo, con un complejo de superioridad que no le va para nada a Manolo", afirma el portavoz del PSOE.

Pilar González llegó a la portavocía andalucista tras dimitir Antonio Ortega y José Calvo. Ve a Chaves como a alguien de la "vieja escuela, de los que piensan que resistir es ganar". Cree que su permanencia tantos años se debe a su partido, a "los méritos ajenos" que le otorga la oposición y a que "no arriesga nunca". A su juicio, en estos cuatro años, quien mejor le tenía cogida la medida era Concha Caballero.

"Los gestos le delatan. Cuando se rasca la cabeza es que se ha puesto nervioso", dice entre risas la portavoz de IU. Caballero coincide con González en que Chaves es "una persona temerosa de los cambios", pero con un matiz en el que coinciden muchos socialistas: "Cualquier mensaje de cambio que le sea útil lo coge en seguida. Otra cosa es lo que tarda en poner en marcha lo nuevo".

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