Arte desde el laboratorio

Se llama David Cuartielles y aunque su nombre no suene al gran público, su mano está detrás de numerosos proyectos artísticos de éxito. Por ejemplo, la instalación del brasileño José Damasceno, que cuelga de la fachada del Museo Reina Sofía, lleva electrónica de su cosecha.

"He diseñado el circuito que controla las palabras luminosas desde el ordenador. Durante todo el proceso yo no tuve ni idea de que iba a terminar en la fachada del Reina Sofía", confiesa Cuartielles, desde la Escuela de Artes y Comunicación de la Universidad de Malmoe en Suecia, donde dirige el Laboratorio de Prototipos Interactivos.

Suyo es también el teatro de insectos de David Bestué y Marc Vives, instalado bajo la cama de Federico García Lorca en la casa museo de Las Huertas, en Granada. "Ellos propusieron que un conjunto de insectos realizase una adaptación de Bodas de sangre. Con esta idea y la colaboración del equipo de Hangar (el centro de producción barcelonés, gestionado por la Asociación de Artistas Visuales de Cataluña) realizamos un pequeño teatro de marionetas, de tan sólo 40 centímetros de alto por 90 de ancho", explica.

Son muchos los artistas que tocan a la puerta de su laboratorio. Entre estos Hilfling & Gansing que, para una exposición en Copenhague acerca de las implicaciones sociales de Second Life, buscaban mostrar el flujo de dinero generado en este espacio virtual. "Decidimos representarlo con una vieja calculadora, hackeada y conectada al mundo virtual, que imprime una ristra de números cada vez que alguien realiza una transacción económica en Second Life. La pieza muestra que el volumen real de las transacciones monetarias es ridículo", asegura.

"He creado una spin-off junto a mis estudiantes, con la esperanza de establecernos pronto como colectivo artístico. Nos dedicamos a la construcción de ingenios interactivos: desde prototipos de móviles a piezas de arte electrónico", continúa. Además dirige una serie de proyectos de arquitectura interactiva para la IT University de Copenhague.

Cuartielles nació en Zaragoza en 1974 y vivió un tiempo en Alemania antes de establecerse en Suecia en 2001, donde vive con Sara Stiber, su compañera y socia en Blushing Boy, una empresa de juguetes electrónicos para adultos, que acaban de poner en marcha. "La primera colección saldrá en septiembre y entre otros habrá dos instrumentos musicales y un videojuego de ocho bites, que confiamos marcarán nuestra imagen".

Como si no bastara, acaba de crear la Fundación Arduino (www.arduino.cc), cuyo objetivo principal es dar soporte a la creación de herramientas de hardware y software libre para la creación, la educación y la cultura. "Arduino y otros proyectos similares defienden la democratización de los conocimientos. No es la evolución de la tecnología lo que excluye, sino la protección sistemática de los derechos de uso". Hay que buscar estructuras socio-económicas que permitan a los proyectos sobrevivir a sus generadores. No sabemos lo que será Arduino en cinco años, pero nos gusta pensar que seguirá ayudando a gente de todo el mundo a educarse en el uso de la tecnología digital y a tomar control de la misma".