Las llaves de Delphi

Las llaves de la fábrica de automoción en Puerto Real (Cádiz) siguen siendo de Delphi, la empresa que el 22 de febrero de 2007 reunió a sus 1.800 trabajadores y les anunció que iba a clausurar su planta gaditana. Tardó seis meses en despedir a la plantilla y echar el cerrojo. Las llaves continúan en poder de la compañía, pero el destino de sus empleados ya no depende de ella. Un año después la gran mayoría de esos operarios se mueve entre cursillos de formación promovidos por la Junta de Andalucía para ser recolocados o entre papeles para aprobar su prejubilación definitiva.

El consejero de Empleo, Antonio Fernández, defiende con orgullo la actuación política tras el cierre. "Fue una situación dramática que hemos sabido encauzar", relata. Y lo explica con cifras. "Se cerró una fábrica y 1.800 personas quedaron en la calle. Ahora tenemos confirmada la llegada de ocho empresas que crearán 4.000 empleos". El objetivo final de los cursos a los que asisten los ex empleados de Delphi es que todos puedan ser recolocados en esas nuevas industrias que están llegando, las más pujantes, las relacionadas con las energías renovables, que se instalarán en el entorno de la bahía gaditana.

El Gobierno andaluz ha confirmado el interés de la aeronáutica Sacesa por instalarse concretamente en los terrenos donde todavía se levanta la fábrica. El problema es que las llaves siguen siendo de Delphi. Los activos (suelos, edificios y maquinaria) serán entregados a la Junta, según el acuerdo alcanzado entre las partes, pero esa cesión no puede ser efectiva hasta que concluya el proceso concursal (antigua suspensión de pagos) abierto en el juzgado de lo mercantil. Ese juzgado ha visto duplicar sus medios para hacerse cargo de este caso pero los trámites para analizar las reclamaciones de los 600 acreedores de Delphi, que exigen el pago de una deuda de unos 20 millones de euros, podría extenderse más allá de 2008, según fuentes del proceso. Entre otras cosas, porque en algunos casos habrá que celebrar vistas para resolver esas reclamaciones.

La Junta de Andalucía es más optimista y cree que antes del verano podrían cederse los activos. "No hace falta esperar a que termine el proceso concursal. En el momento en que la empresa quiera hacer uso de esos suelos, existen mecanismos de entregárselos", defiende el consejero.

Las máquinas ahora están paradas. De la planta gaditana cuidan ahora 25 personas que supervisan los administradores concursales. También hay subcontratas de limpieza y seguridad. A todos los trabajadores, incluidos los eventuales, se les ha dado algún tipo de solución. La mayoría están formándose en cursos, por los que reciben ayudas en concepto de asistencia, al margen de la indemnización ya entregada por el despido. Unos 140, los mayores de 53 años, serán prejubilados. Y sólo unos pocos, apenas una docena, ha encontrado empleo en otra empresa. Este último grupo lo forman, sobre todo, altos mandos, directivos e ingenieros.