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Reportaje:Octavos de final de la Liga de Campeones

El mayor reto desde el Camp Nou

El Madrid, con grietas defensivas, se mide ante el Roma, un buen equipo que depende en exceso de Totti

José Sámano

Un buen equipo, el Roma, mide hoy (20.45, Antena 3) al Real Madrid, que ha patinado en sus dos últimas salidas; a un técnico que multiplica su ansiedad en la Liga de Campeones, Bernd Schuster, y a un club que ha descarrilado en las tres últimas temporadas en los octavos de final de este torneo ante Juventus, Arsenal y Bayern consecutivamente. No obstante, del Madrid cabe esperar su versión sólida, la que le ha distinguido todo el curso por su enorme eficacia, por su capacidad para despachar rivales. Una contundencia a la que el equipo de Schuster debe aferrarse ahora más que nunca, sobre todo por sus grietas defensivas, con Pepe, Metzelder y Marcelo lesionados, Heinze sin plenitud, Salgado a la baja y Torres fuera de plano. Enfrente tendrá a un grupo al que también le asaltan las dudas.

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A 11 puntos del Inter, el líder de su Liga, pese a haber perdido sólo tres partidos, uno menos que el Madrid en la suya, el Roma actual no es el del principio de la campaña. Su dependencia de Totti se ha hecho más evidente y el fabuloso capitán romano ha visitado con frecuencia la enfermería. Alrededor de su mesías, Luciano Spalletti, el técnico, ha enhebrado un equipo ofensivo, muy veloz, con buen manejo de la pelota y sorprendente cuando asalta el área de su adversario. De Rossi y el chileno Pizarro se encargan de tejer el fútbol. Tienen criterio y manejan muy bien las jugadas a balón parado. Casi siempre hacen circular la pelota por los costados, por donde ponen el turbo los brasileños Mancini y Taddei y el ex barcelonista Giuly. El gol es asunto de Totti, un ariete postizo con capacidad para el remate, el pase y el desborde. Desde Roberto Baggio, es el mejor futbolista que ha acunado Italia. A espaldas de la figura del Roma se mueve Perrotta, un infiltrado tan dañino como preciso ante la meta contraria. Tres jugadores tan curtidos como el francés Mexes, el brasileño Juan y el eterno Panucci sostienen la defensa, que no recibe un gol en el estadio Olímpico desde el 1 de diciembre.

En contra del Roma no sólo juega su traspié de la última jornada ante el Juventus en Turín (1-0), lo que ha disparado la tensión en el vestuario de tal forma que Panucci y Aquilani tuvieron una gresca en el entrenamiento del domingo. El Roma siempre ha estado en la sala de espera del éxito. Su escudo y su capitalidad pesan más que su historial (tres Ligas -1942, 1983 y 2001-, ocho Copas y una de Ferias). Los equipos del norte, Juventus, Milan e Inter, le han mantenido como un telonero. Su relación con la Copa de Europa ha sido tan frustrante como fugaz. Jugó la final de 1984, con jugadores del vuelo de Ancelotti, Conti y Falcao, y sucumbió, en su estadio, ante el Liverpool en la primera edición del torneo resuelta a penaltis.

Un azote descomunal para una sociedad que tampoco tiene en su retina gratos recuerdos del Madrid, al que nunca ha derrotado en casa (1-2, 0-3 y 0-3). Dos de los tres encuentros se disputaron en condiciones nada convencionales. El primero, el 11 de septiembre de 2001, y el último con el Olímpico cerrado al público por sanción. Hoy es otra historia. Para el Madrid, el mayor reto desde su viaje al Camp Nou. Entonces, por una vez, Schuster pudo alinear a su defensa ideal. En Roma no será el caso.

Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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