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Dura jornada de huelga en autobuses

Los conductores acuerdan en plena Via Laietana parar cinco días seguidos en marzo - Tres trabajadores, heridos al cargar los 'mossos' en la Ronda Litoral

Àngels Piñol

"¡Son dos días, son dos días!". El lema, coreado por un millar de conductores de autobuses de Barcelona, se convirtió ayer en un grito de guerra que se oyó en la Via Laietana, la plaza de Sant Jaume y el Moll de la Fusta. Los conductores de Transportes Metropolitanos (TMB), convocados por los sindicatos CGT y ACTUB, secundaron la jornada de huelga -entre el 85% y el 90%, según sus cálculos- y acordaron dar una nueva vuelta de tuerca en su tenso pulso con la TMB para lograr dos días de descanso semanales seguidos. Los empleados decidieron, en una asamblea celebrada en plena Via Laietana, donde cortaron el tráfico una hora y media, volver a parar del 3 al 7 de marzo, en campaña electoral, y todos los jueves de forma indefinida. TMB cifró en una quinta parte de la plantilla la que acudió a la asamblea y lamentó que los trabajadores rechacen la vía de diálogo.

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El paro, que duró desde las 11.00 hasta las 17.00, originó tensas escenas en la plaza de Sant Jaume tras la asamblea. Los conductores intentaron entrar en el Ayuntamiento aprovechando que la jornada era de puertas abiertas por la festividad de Santa Eulàlia, hubo forcejeos con los urbanos, y los trabajadores de TMB pidieron la dimisión e insultaron al alcalde, Jordi Hereu. "¡Estoy hasta la... Vamos a cortar la Ronda Litoral!", dijo un convocante micrófono en mano ante el Ayuntamiento. Un centenar de trabajadores aceptaron la invitación y allí les aguardaron agentes antidisturbios de los Mossos d'Esquadra. No llegaron a la Ronda. Los mossos cargaron y tres conductores resultaron heridos: Javier -no dio su apellido- acabó con un enorme chichón en la frente y un golpe en el abdomen y fue atendido en el hospital del Mar; Óscar Mellado, del comité, mostró el efecto de los porrazos en las piernas y un tercero resultó lesionado. Los sindicatos presentarán denuncia.

Tras las dos primeras horas de paro, los sindicatos convocaron una asamblea en el salón de actos de un colegio de Santa Caterina, pero se quedó pequeño y los conductores optaron por manifestarse por la Via Laietana camino de la asamblea. La marcha iba precedida por un coche en el que había una silueta de Mafalda que decía: "Y el séptimo día mi papá descansó. Esta historia no la aguanta ni Dios". Y otra gran pancarta con esta frase: "Dos días de descanso semanal sin represión".

El cortejo se detuvo ante las sedes de CGT y CC OO, y sobre la improvisada tarima del automóvil, Saturnino Mercader, delegado de CGT, tildó de "trampa" la propuesta de Trabajo de adelantar la negociación del convenio al 15 de septiembre (expira el 31 de diciembre) mientras se avanzaba en la petición de los dos días. La asamblea rechazó la negociación por abrumadora mayoría y, después de desfilar ante el micrófono una veintena de conductores, muchos muy críticos con CC OO y UGT, acordaron la nueva tanda de huelga. "¡Hereu! ¿Por qué no podemos tener dos días de fiesta si los tienen los trabajadores de Parques y Jardines, los de la grúa o los taxistas? ¿Por qué nosotros no?", dijo un trabajador. Francisco Javier Perales, de 48 años, viudo y con dos niñas, conductor desde 1992, explicó que su obsesión es que la gente entienda su reivindicación: "No pedimos más dinero; sólo tener dos días de descanso seguidos. Durante tres semanas hacemos sólo un día de fiesta y a la cuarta, un fin de semana. Esto no es propio del siglo XXI".

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