Todos menos uno, con Contsa
Inversores afectados por la crisis de la inmobiliaria apoyan a su presidente
Algo más de medio centenar de inversores del grupo inmobiliario Contsa Corporación Empresarial se reunieron ayer en la Plaza de España de Sevilla para hablar de la situación en la que han quedado sus inversiones tras la declaración de Concurso de Acreedores (suspensión de pagos) anunciada el lunes por la compañía.
La aparición de periodistas a la reunión, convocada boca a boca y por Internet, provocó inicialmente el rechazo de algunos de los inversores, que llegaron a increpar a los periodistas argumentando que su reunión era privada y que la prensa les perjudicaba. Eran dos o tres personas los que llevaban la voz cantante. Insistían en que José Sala, presidente de Contsa, no les iba a fallar y que solo era "cuestión de tiempo y confianza" para que pudiera volver a pagar los elevados intereses que prometía por sus contratos de inversión y préstamos participativos -entre el 7 % y el 22%, según algunos afectados, cuya cifra supera los 1.200, según la compañía.
Lo cierto es que la tensión inicial se fue relajando. Muchos de los inversores reunidos miraban con suspicacia a los periodistas y se alejaban en cuanto estos de acercaban a recabar información. Otros se encaraban con el único inversor que ha dado la cara y denunció a Contsa por estafa, Manuel Jiménez. "Nos ha perjudicado a todos. No queríamos ni prensa ni jueces", decía uno de los más exaltados.
La llegada de otro inversor, Javier L. F, que dijo ser abogado y afectado, relajó el clima y desveló algunos datos. Este joven abogado relató sin tapujos la situación de la empresa. Dijo que la crisis de Contsa le constaba desde el mes de octubre -hay afectados que firmaron sus contratos hasta dos meses después-. Señaló que había "dinero A y B", incluso reconoció que él cobró en B el pago de sus intereses. También que había inversores con más de un millón de euros depositados, que había contratos bajo documento notarial y otros privados, y que la vía penal era la peor opción. Y dijo que el presidente José Salas le había hecho "ganar mucho dinero" y que estaba dispuesto a dar el margen de confianza que la empresa ha pedido porque estaba seguro de que la empresa tenía patrimonio para responder. "Llevo ocho años y voy a esperar".
Contsa convocó ayer a sus inversores a una reunión el próximo 3 de marzo para explicarles la situación, al tiempo que les reclamaba paciencia y confianza para poder conseguir liquidez y volver a cumplir sus obligaciones de pago. Según la empresa, el patrimonio de Contsa es superior a la deuda con los inversores.
El abogado llamado Javier explicó a periodistas y afectados qué podría pasar con la situación de suspensión de pagos, y dijo confiar en Salas, pues sabía que en la caja había dinero en octubre y el empresario no se ha fugado con él y ha dado la cara. Además dijo haber recibido una llamada de alguien que se ofrecía a recomprarle su deuda. Finalmente, el abogado sacó de su cartera un fajo de fotocopias con sus datos y los repartió entre los presentes.
Fue, junto con Manuel Jiménez, el único que dió su nombre. El resto se limitaba a dar su nombre de pila y tímidamente revelar el dinero invertido.
Antonio, un señor de más de 60 años, decía casi sin voz que lo había invertido todo en Contsa. 120.000 euros, y 20.000 de ellos "los pedí al banco porque así me daban más intereses". Ahora lleva sin cobrar más de tres meses y el préstamo del banco llega cada mes a su casa. Uno de los inversores más beligerante con la prensa, que no se identificó, aseguraba tener invertido 685.000 euros. Manuel, y sus dos hermanos, tienen invertidos 96.000 euros y llevaban dos años cobrando sin problemas y "por el banco".
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