Algo más que un cese temporal

Lo que se calificó como "cese temporal de convivencia" lleva camino de convertirse en "cese definitivo de la convivencia". Los duques de Lugo anunciaron el pasado día 13 de noviembre que dejaban de vivir juntos, y, tres meses después, su relación se limita tan sólo a breves comunicaciones para ponerse de acuerdo en los temas concernientes a sus hijos. Su círculo más próximo asegura que la separación legal será el siguiente paso que dará la pareja.

Si hay que juzgar por la imagen, doña Elena es una mujer feliz que ha retomado su vida en solitario sin dificultades. Instalada en su nueva casa en Fuente del Berro, en el centro de Madrid, con sus dos hijos, sigue haciendo su vida de siempre. Trabaja en su guardería, recoge a los niños del colegio, monta a caballo, acude a los actos oficiales que le corresponden, frecuenta más que nunca a sus padres y hermanos, y además ha recuperado a sus amigos de soltera.

La imagen de Jaime de Marichalar, en cambio, es la de un hombre triste al que le cuesta aceptar que la separación de doña Elena no es temporal sino definitiva. El duque, inicialmente, intentó reconquistar a su esposa pero ahora ha confesado a sus íntimos que cada vez es más difícil la relación entre ellos. Las pocas veces que se comunican es para fijar las vacaciones, los fines de semana y las actividades de sus dos hijos, Felipe y Victoria.

El protocolo también ha pesado como una losa sobre Marichalar, que ya no participa en ningún acto oficial. La primera foto en familia de doña Elena sin su esposo se hizo el pasado 9 de enero cuando los Reyes y sus hijos posaron con motivo de la celebración del 70º cumpleaños de don Juan Carlos. Los príncipes de Asturias, doña Cristina e Iñaki Urdangarín, arroparon a la Infanta en su papel de mujer desparejada.

Tanto los Reyes como los Príncipes han coincidido con Marichalar en actos oficiales en los que éste ya no ocupa posición de privilegio. Mientras que don Juan Carlos y doña Sofía le saludaron, don Felipe y doña Letizia ni le miraron.