El Matadero acumula retrasos e incumplimientos en sus obras
Gallardón quiere el Museo del Traje en la nave que deja Ifema en el centro cultural
El centro cultural Matadero no termina de despegar. Desde que en 1998 el anterior alcalde, José María Álvarez del Manzano, lo presentara como el Guggenheim madrileño, le han sucedido al menos seis presentaciones del actual alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, que lo ha bautizado como el Covent Garden o Pompidou madrileño. Pero la realidad es mucho más tozuda: el Matadero, el contenedor cultural que pretendía impulsar desde la administración la iniciativa cultural privada mediante la cesión de espacios, no tiene en uso ni un 30% de sus 85.000 metros cuadrados. Y, a la vez que acumula inversión municipal (18 millones entre 2004 y 2007), acumula retrasos e incumplimientos. Uno de los más importantes convenios de rehabilitación que tenía con Ifema se resquebraja.
Las obras de la Casa del Lector, prevista para 2007, siguen sin ser licitadas
Ifema abandona la nave 15, destinada a usos múltiples, y se queda sólo con la 16, donde está previsto desde hace seis años que se traslade la Colección Arco: más de 200 obras de 160 artistas, que aún se encuentra en Galicia en la Fundación Arco. La razón: la obra se iba de presupuesto y había que "ajustarlo". Gallardón negocia con el Ministerio de Cultura para cubrir el hueco con un centro de moda, que incluiría el Museo del Traje.
"Yo entiendo que sí [incluirá este museo] porque queremos promover un centro dedicado a la moda y está íntimamente relacionado", respondía la directora general de Promoción y Proyectos del Área de las Artes, Cristina Conde, al hilo de las conversaciones con Cultura. "Al Museo del Traje hay que buscarle una nueva ubicación porque en poco tiempo finaliza el contrato con el espacio que ocupa actualmente en el campus de la Complutense. Efectivamente, está sobre la mesa en nuestras conversaciones con el Ayuntamiento", explicaban fuentes del ministerio.
Blanco y en botella. Sin embargo, este intercambio de usos delata problemas graves de gestión cultural, y se pasan por alto convenios firmados con partidas presupuestarias asignadas.
Así, en el convenio entre Ifema, el Ayuntamiento y la Comunidad -que ha sufrido hasta cinco modificaciones desde 2002 a 2007-, la rehabilitación presupuestada es de 8,7 millones para las dos naves, a pagar a partes iguales por cada uno de los tres. Pero ahora, como por arte de birlibirloque, ese dinero se destinará sólo a la rehabilitación de una. "Estamos hablando para llegar a un acuerdo", repiten tanto los responsables del Ayuntamiento como los de Ifema.
El convenio establece posibles penalizaciones de entre 150 y 3.000 euros por incumplimiento o retrasos. Ambas cosas se producen en este caso. El proyecto queda reducido a una sola nave y no cumple que "la apertura y puesta en marcha del Centro de Arte Actual Colección Arco tendrá lugar en el primer trimestre de 2008, una vez finalizadas las obras de rehabilitación, acondicionamiento y equipamiento museográfico", como dice el convenio. Algo imposible a la vista de que ni han empezado las obras. Desde el Área de las Artes, no se plantean penalizar a Ifema: "Estamos hablando para revisar el proyecto".
"El Gobierno municipal sólo está preocupado de sacar la chequera para pagar grandes fastos y hacerse la foto, y los proyectos culturales de la ciudad están abandonados", asegura el concejal del PSOE Daniel Vicente Viondi. Y aporta un dato: mientras las naves del Teatro Español -un espacio escénico que se encuentra en el Matadero- tienen programados cuatro espectáculos en este primer semestre por 1,78 millones, el presupuesto de 2008 para actividades culturales de las 21 juntas municipales no llega a tres millones. El portavoz socialista, David Lucas, calificó la política cultural del Ayuntamiento de "mero escaparate".
Ifema no es el único caso de demora. La Casa del Lector, que debía estar funcionando desde 2007, según el convenio con la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, sigue a la espera de que el Ayuntamiento licite las obras.
En el Matadero sólo funcionan hoy las naves del Español, Intermediae, Abierto por obras y la Central de Diseño. Así que el Covent Garden madrileño sufre una grave hemiplejia antes de echar a andar porque no encuentra quien lo ocupe y, si lo encuentra, o abandona el proyecto o, como la Casa del Lector, se queda en el mundo de las ideas.
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