Gordon B. Hinckley, presidente de los mormones
Lideró el movimiento mundial de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en su expansión
Gordon B. Hinckley, presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocida como la Iglesia mormona, murió el pasado domingo a los 97 años en Salt Lake City. Desde su llegada a la presidencia de los mormones en 1995, Hinckley, que era el decimoquinto presidente en los 177 años de historia de la Iglesia, se caracterizó por su afán de expansión y sus programas de construcción masiva de templos. Tanto que durante los últimos 12 años esta confesión ha pasado de tener 27 templos a más de 130.
Fue el primer presidente de esta Iglesia en visitar España, donde estuvo en varias ocasiones y donde hay unos 42.000 mormones, una religión que ha aumentado mucho en los últimos años y que está considerada oficialmente de "notorio arraigo". Hinckley deseaba extender la fe de su Iglesia por todo el mundo. Esa idea le llevó a viajar para encontrarse con fieles mormones o misioneros que estaban trabajando en países como Nigeria, Kenia o Cabo Verde. También fue el primer dirigente mormón que viajó a China.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fue fundada en 1830 con seis miembros. Al final de la presidencia de Hinckley tiene más de 13 millones repartidos por 171 países, muchos de ellos en América Latina o África.
Viudo, con cinco hijos y 25 nietos, Hinckley nació en Salt Lake City en el seno de una familia mormona. Ocupó diversos cargos de responsabilidad dentro de la Iglesia y llegó a ser el presidente más anciano de la historia de esta confesión, un cargo que es vitalicio. Su funeral se celebró en el centro de conferencias de la Iglesia en Salt Lake City y fue retransmitido vía satélite y a través de Internet en 69 idiomas.
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