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Columna
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Análisis preelectoral

Cuando se aproxima un periodo electoral tenemos que responder a varios interrogantes: unos hacen referencia a las opciones, a los programas y a los candidatos que se presentan; otros se dirigen hacia las creencias y fidelidades ideológicas. Los partidos políticos convencidos de esta dinámica descansaban plácidamente, sabiendo que las listas eran cerradas y que la selección sobre uno u otro tema para incluir en el programa; o sobre una u otra persona que fuera en las listas, no ocasionaría una contestación interna relevante.

Sin embargo, la sociedad ha cambiado. Y el nuevo contexto social refleja más que nunca, diversidad social e individualismo, o sea, modos diversos de articular la convivencia. Estas versiones diferenciales existentes en cada territorio inciden tanto en los enfoques como en las necesidades vitales, incluso delimitan las posibilidades y las oportunidades. Prueba de ello, son las pugnas entre individuos e instituciones por la conquista de nuevos derechos y nuevos posicionamientos.

La campaña tiene un fondo muy temido: la economía. Estamos en una situación de riesgo

De estas consideraciones extraemos dos conclusiones. La primera es que los electores encuentran dificultades para adscribirse atendiendo a sus creencias, convicciones y fidelidades y empiezan a elegir en función de sus necesidades y preferencias. Esto es, apuestan por aquel que logre satisfacer sus demandas y seleccionan entre aquellos que les proporcionen los medios para colmar sus gustos en ese momento. La razón de este cambio es lo que define Robert Sennett en sus últimos trabajos: ""La sociedad actual está más llena de dosis de imprevisibilidad". Y esto es lo que temen los responsables de los partidos políticos, la llamada volatilidad del voto.

La segunda entronca con la anterior. La volatilidad del voto y las preferencias escogidas están vinculadas a las distintas concepciones del tiempo: Existen dos tiempos. El "tiempo político", cuando se dice "éste es un momento histórico" o "estamos ante un punto de inflexión", énfasis que se utiliza para destacar la relevancia de momento Y el otro tiempo, "el tiempo del político", aquel que le viene bien al dirigente y entonces es fácil acordarse de frases tales como "hoy no toca" o "hoy empezamos una nueva época". La verdad es que son divergentes; y cualquiera, y en momentos distintos, puede empezar a distinguir el uno del otro, y reclamar aquello de "qué hay de lo mío", es decir, plantear que me resuelvan mis necesidades y que enfoquen mis preferencias.

La campaña electoral ha empezado y, con ello, la captura del voto. Los partidos políticos engrasaron sus maquinarias para revisitar y rebuscar aquello que le falta: el voto. ¿Qué podemos distinguir próximos a los 40 días de la jornada electoral?Resaltaría lo siguiente:

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1. La primera característica que va arrojar esta campaña es que no habrá supervivientes entre los que pierdan.

2. Quien gane va a decidir con quién va a gobernar los próximos cuatro años.

3. La opinión pública muestra un elevado grado de desmotivación política, situación apenas conocida en anteriores contiendas electorales.

4. La campaña tiene un fondo muy temido: la economía; o sea, nos encontramos ante situaciones de falta de dinamismo, de desaceleración, de riesgos y de incertidumbre.

5. No resulta fácil para los partidos esgrimir la idea de cambio. Es decir, hasta el momento no hay banderas u horizontes de máximos, sino de mínimos garantizados.

6. Es difícil mover al electorado; está muy fijo, bastante fidelizado por la tradición y la ideología.

7. En los discursos se procurará no cometer errores propios. Los fallos del contrario serán explotados y resaltados al máximo.

8. La campaña electoral se va a polarizar al máximo para expresar "lo que son y representan" más que lo que "se proponen o piensan hacer".

9. Se va a gesticular mucho y a marcar hostilidad con el adversario.

10. Los medios de comunicación, los clásicos y los nuevos, van a jugar un papel muy activo; serán en algunos casos beligerantes

Pero, como esto no ha hecho más que empezar, habrá más ocasiones de comentar otras cuestiones. Lo relevante a día de hoy radica en conocer las novedades que se presentan y qué programas responden a los principios y fines propios. Lo de menos es evaluar las tesis y posiciones de los que turban nuestros sanos propósitos.

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