Transgresión sonora

Hace pocas temporadas, la autogestión de las bandas locales podía ser vista como una apuesta por el suicidio comercial. Hoy en día, en vista de la galopante esclerosis de las disqueras y de la proliferación de canales alternativos, es una de las apuestas más sensatas por parte de las bandas más jóvenes. Así lo entienden los valencianos Jackson Milicia, quienes hace tiempo ofrecen improvisados conciertos a altas horas de la madrugada en raves clandestinas y convierten cada uno de sus conciertos en una bacanal de ritmo, furia y transgresión sonora. Aunque todo quedaría en una mera astracanada -no pierdan de vista su delirante vestimenta- si no fuera por la calidad de sus composiciones, bombas de relojería imbuidas del espíritu libérrimo gestado tras horas de escucha de Fugazi, The Cramps, The Doors o Captain Beefheart, entre mil hierbas más. Actúan esta noche junto a Redentoras Humilladas, banda que entronca con el siniestrismo hispano de los 80 que encarnaban grupos como Parálisis Permanente.