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Cuatro años de cárcel para el joven que dejó en coma a un urbano

La Audiencia condena a ocho personas más por los mismos altercados

La Audiencia de Barcelona ha condenado a tres jóvenes por la agresión a un guardia urbano de la ciudad que quedó en "estado vegetativo persistente" hace dos años en unos enfrentamientos con okupas. El tribunal de la Sección Octava asegura que "no existe la más mínima duda" de que Rodrigo Lanza arrojó al policía una piedra del tamaño de una mano a una distancia de 10 metros. Por ese motivo le condena a cuatro años y medio de cárcel por un delito de atentado en relación con otro de lesiones.

La piedra impactó en la frente del policía y éste cayó al suelo; como consecuencia de ello, quedó postrado en una silla de ruedas de por vida y dependiente de otras personas. El agente tiene ahora 41 años y es padre de cuatro hijos.

La agresión se produjo la madrugada del 4 de febrero a las puertas del número 55 de la calle de Sant Pere més Baix, cuando varias patrullas de la Guardia Urbana acudieron a una casa okupa en la que se celebraba una fiesta sin permiso, pues sus ocupantes habían roto el precinto municipal. Los agentes intentaron impedir el acceso a más jóvenes y fue entonces cuando se produjeron los incidentes.

La sentencia también condena a tres años y tres meses de cárcel a Álex Cisternas Amestica y Juan Daniel Pintos como coautores de la agresión. El tribunal afirma que se concertaron con Lanza y que encabezaron un grupo de 20 personas que, "armado con piedras, palos y botellas", se enfrentó a la policía. Los jueces explican que después de que el agente cayese al suelo, Cisternas le arrojó otra piedra que también le impactó en el cuerpo, aunque se ignora su tamaño, la intensidad del lanzamiento y si provocó alguna lesión. Sobre Pintos, los jueces afirman que estaba junto a los otros acusados y que les alentaba a continuar con la agresión con expresiones como "perro cabrón, nos lo hemos cargado".

Recursos ante el Supremo

Tras lesionar al guardia urbano, continúa la sentencia, el resto del grupo arrojó a la policía una valla metálica, botellas, piedras y latas de bebidas. Tres agentes sufrieron diversas heridas. Por ello, el tribunal condena a tres años y tres meses de cárcel a Alfredo Carlos Pestana Mota, a tres años de cárcel a Patricia Heras Méndez y a un año de prisión a otros seis jóvenes.

La madre de Lanza, de origen chileno, declaró ayer que el juicio ha sido "una vergüenza" y destacó "el tinte racista" y las "irregularidades" que, según ella, se han producido. Los abogados defensores, por su parte, anunciaron que recurrirán al Tribunal Supremo para pedir la absolución y el Ayuntamiento de Barcelona, que ha ejercido la acusación, hará lo propio para solicitar condenas mayores.

'La tesis de la maceta'

Las defensas siempre dijeron que sus clientes eran inocentes y esgrimieron lo que el tribunal define como la tesis de la maceta. Es decir, que el impacto que recibió el policía fue de una maceta arrojada desde la casa okupa y no de una piedra lanzada desde la calle. Sin embargo, los jueces explican que no hay prueba alguna que avale esa tesis y que cuestione a los compañeros del policía herido, quienes declararon en el juicio "de forma contundente, coincidente y sin fisuras" contra los tres acusados.

Los defensores también pidieron sin éxito que declarase el entonces alcalde de Barcelona, Joan Clos, porque al día siguiente de los hechos avaló la tesis de la maceta. Pero el tribunal recuerda que Clos "no presenció los hechos y, por tanto, no puede ser testigo de lo allí acontecido". Según las defensas, la susodicha tesis también se recogió en un informe policial, pero el tribunal rechaza esa posibilidad porque los agentes también lo negaron.

Con todo, los jueces admiten que desde la casa se arrojaron objetos, y posiblemente una maceta, pero descarta "por completo" que ninguno de ellos lesionase al policía.

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