Los embalses para regadío de la CHG están en situación de "emergencia"

"Este es el peor año hidrológico de los últimos 12". Así de tajante se mostró ayer el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), Francisco Tapia, momentos antes de informar a los regantes de la cuenca de que en la actualidad sólo se dispone de 300 hectómetros cúbicos para la agricultura. Esta cantidad significa una cuarta parte de los que se desembalsa un año normal (1.200 hectómetros cúbicos) y menos de la mitad de lo que se hizo el año pasado (730 hectómetros), en el que la situación era ya crítica.

El abastecimiento a la población, en cualquier caso, está garantizado merced a las previsiones del plan de sequía para tres años, aseguró el presidente.

Pese a que aún es pronto para calcular el volumen final de desembalse de regadío -aún quedan varios meses en los que puede llover-, Tapia no ocultó la gravedad de la situación, que la CHG califica en una nota como de "emergencia". La precipitación media registrada en el Guadalquivir durante los cuatro meses que llevamos de año hidrológico (de octubre a enero) es de 150 litros por metro cuadrado, un valor muy inferior a la media de este período, situada en 289 litros por metro cuadrado, y al registrado el año anterior, con una precipitación de 230 litros por metro cuadrado.

A estas circunstancias hay que sumar que la cuenca del Guadalquivir ha sufrido ya cuatro años secos consecutivos, y con escasos recursos debido a la falta de lluvias.

El presidente de la GHG informó ante la comisión de desembalses, que se reunió sólo a efectos informativos, de que "este es el peor de los cuatro años de sequía; de año en año hemos ido empeorando en la situación y estamos en la peor de los últimos 12 años". Según los datos facilitados por la confederación, los recursos hídricos embalsados han ido disminuyendo, de tal forma que de un volumen del 70 % sobre la capacidad en el sistema de regulación general en 2005, en la actualidad es tan sólo del 25,6 %. En opinión de Tapia, debería de llover mucho en los próximos meses para poder desembalsar al menos los 700 hectómetros cúbicos del año pasado, un ejercicio de fuertes restricciones al regadío. "Tendríamos que embalsar al menos otros 300 hectómetros cúbicos", apostilló el presidente, quien a estas alturas lo ve muy difícil.

La CHG informó en una nota de que la comisión de desembalse acordó no dar agua hasta su próxima reunión, en la que, una vez que se analicen las aportaciones hidrológicas finales (en torno a marzo), se proponga la dotación para la próxima campaña de riego. Tapia recordó que el año pasado hubo tres reuniones de la comisión de desembalse. En todo caso, dependerá de si llueve o no. "Si en un período razonable hubiera precipitaciones importantes, los propios regantes pedirían otra reunión de la comisión de desembalse". El presidente del Guadalquivir estimó innecesario volver a convocar la comisión si no hay novedades hasta el momento de abrir los embalses.

Por su parte, el representante de la Federación de Regantes Feragua, Pedro Parias, señaló que "todos los cultivos están amenazados", al tiempo que lamentó el incremento de la superficie de regadío autorizado en la cuenca del Guadalquivir en los últimos ejercicios. Según dijo, este aumento se ha traducido en una demanda agraria del 50% en los últimos 12 años, sin que la capacidad de embalse se haya subido en la misma proporción.

El secretario general de UPA y portavoz de la Asociación de Regantes de Andalucía (Areda), Agustín Rodríguez, aprovechó para insistir en la necesidad de una reasignación de recursos.