La cara oculta del parque Güell
Trias denuncia la dejadez del recinto en el área forestal que linda con El Coll y Vallcarca a diferencia de la turística
Justo antes de cruzar la puerta de acceso al parque Güell, en la avenida del Coll del Portell, se gira a la izquierda, se recorren 100 metros de bosque y aparecen de pronto un colchón, una fregona, latas y todo tipo de escombros. Xavier Trias, portavoz municipal de Convergència i Unió (CiU), muestra los desperdicios y afirma: "Y eso que sabían que veníamos y han limpiado". El dirigente convergente denunció ayer por segunda vez en cuatro años el abandono de la zona forestal del parque Güell, la más próxima a Gràcia y Vallcarca, y alejada de los flases de los turistas. "La parte monumental está cuidada y ésta no. Y es una lástima que teniendo una joya como ésta solo la disfruten los turistas y no los vecinos. Es el debate de siempre".
El parque Güell tiene 17 hectáreas, entre área monumental y forestal, y CiU calcula que unas cinco hectáreas son las afectadas por la dejadez. Sus críticas son básicamente tres: los difíciles accesos al parque por el Coll del Portell, al existir un denso "muro" de vegetación que separa las casas del parque; la acumulación de basuras (suelen amontonarse también en la zona de Pau Ferran) y la falta de iluminación y de vigilancia hasta el punto que, aseguran, se han producido combates de boxeo de skins. Trias cree que, aunque la orografía es complicada, debería buscarse un sistema para acercar el parque a la gente, como sucede en el parque de María Luisa, en Sevilla; el Retiro, en Madrid, y Hyde Park, en Londres.
Mientras cientos de turistas se abrasaban ayer en el sur del parque disfrutando del ingenio de Gaudí, no paseaba nadie por la zona umbría del bosque, cerca de la fuente de San Salvador, totalmente seca; apenas dos extranjeras perdidas y dos vecinos con sus perros. "Aquí, iluminación ninguna", dice Mónica Ruiz, de 29 años. "Por aquí había porquería por un tubo y mi madre se ha hecho un hartón de llamar al Ayuntamiento. No llueve, esto está muy seco y hay riesgo de incendio". "El problema es que esta zona no la considera parque Güell", añade Josep Alberte, de 77 años, que ha ido a recoger ramas secas para enceder su chimenea. "Esto es la selva y aquello el parque".
"El área boscosa está dejada y podrían tenerla bastante mejor", abunda Juli Bernat, un jubilado que desde hace 14 años acude de forma altruista a vigilar la escalinata y el dragón -"es una salamandra", corrige-, y reprime con su silbato a quienes se encaraman a él. El parque ofrecía ayer un aspecto espléndido, pero los ojos de Juli ven lo que otros no. Lamenta la falta de vigilancia, que sólo trabajen cuatro o cinco jardineros en el parque -"en otros tiempos hubo 14 o 15"- y la mala imagen que suelen ofrecer los paquistaníes ocupando con sus puestos top-manta los bancos de la plaza del Teatre. Pero ayer no. Hace dos semanas que no se les ve.
Tras las críticas, el Ayuntamiento reaccionó ayer por boca de su regidor Guillem Espriu, que, en declaraciones a Europa Press, explicó que pretenden que el parque sea más accesible para los vecinos de Vallcarca, el Coll y la Salut, de la misma forma que en su día el paseo Marítim permitió acercar la Barceloneta al mar. Según Espriu, quieren consensuar el plan con los vecinos y estará listo en dos meses.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.