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Entrevista:JOAN VALLVÉ | Decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Cataluña

"Hay que abrir un debate sobre la energía sin descartar la nuclear"

El Colegio de Ingenieros de Cataluña tiene, desde hace unos días, un nuevo decano. Joan Vallvé ha sustituido a Antoni Llardent. Vallvé, ex consejero de Agricultura con Jordi Pujol, en cuyo primer Gobierno ya fue secretario general del Departamento de Industria, llega al decanato tras haber presidido la Asociación de Ingenieros Industriales de Cataluña. Su voluntad es que el colegio tenga presencia pública y que se pueda pronunciar con el máximo de imparcialidad posible sobre los asuntos que, relacionados con la técnica, interesan a la sociedad. Entre otros, sugiere, abrir el debate sobre la energía sin descartar ni la renovable ni la nuclear.

Pregunta. ¿Cuáles son las funciones del colegio?

"Es sorprendente que en este país la energía nuclear sea un asunto del que no se puede hablar. Carece de sentido que en Francia se acepte y en los países vecinos no"
"Cuando damos la opinión como colegio debemos evitar que esté subordinada a los avatares políticos. Informamos para que la sociedad decida lo que crea oportuno"

Respuesta. Aportamos nuestra opinión a una sociedad muy tecnificada. Hay veces que la técnica comporta riesgos y la información puede contribuir a solucionar problemas y a serenar a la opinión pública. También se ocupa de los asuntos relacionados con la profesión. En estos momentos estamos viendo las consecuencias de las normas de Bolonia, que permiten el ejercicio en toda la Unión Europea. El Gobierno español ha adaptado el decreto. Procuraremos que se cumpla en las mejores condiciones posibles. De todas maneras, llega un poco tarde porque hoy el reto no es ya ejercer en la UE, sino en todo el mundo, debido a la globalización. Podemos ejercer en Alemania, pero también vamos a India o China. Y los ingenieros de allí vienen aquí.

P. El colegio tiene, desde hace unos años, una constante presencia pública a base de pronunciarse sobre asuntos candentes.

R. La sociedad necesita tener información sobre la técnica. De hecho, en el siglo XIX, cuando se crea la asociación, uno de los objetivos ya es trasladar a la población esa información técnica. Cuando damos nuestra opinión como colegio, debemos evitar que esté subordinada a los avatares políticos. Tenemos que poder pronunciarnos sin la necesidad de justificar resultados a corto plazo. Damos información para que la sociedad decida lo que crea oportuno. Seguiremos en esta línea.

P. El último informe fue sobre el apagón del pasado verano en Barcelona.

R. Nos hemos pronunciado sobre las causas del apagón. En este caso, nos lo pidió la propia Administración. El informe abordó las causas, que fueron múltiples, y los criterios para evitarlo en el futuro. Lo redactamos desde la independencia. Procuramos que no interviniera en él ningún ingeniero que tuviera vinculación con las empresas implicadas y en litigio, Fecsa-Endesa y Red Eléctrica. Además, al hacer público el informe, hecho por un colectivo, sólo uno tomó la palabra. El resto permaneció en el anonimato para evitar presiones.

P. Otros informes los hacen por propia iniciativa.

R. Sí. Nos hemos pronunciado sobre la conveniencia de la línea de muy alta tensión y acerca de los problemas del abastecimiento de agua. De hecho, estamos trabajando en un nuevo informe sobre el agua, un análisis general de la situación en Cataluña, que se halla en la Europa seca. Buscamos soluciones. También hicimos un informe sobre la construcción señalando que era un sector poco eficiente, en el que las tecnologías no estaban excesivamente presentes. Es un sector artesanal, escasamente evolucionado.

P. ¿Y sobre la energía?

R. Nos interesa tratar acerca de las fuentes de energía. El papel de las energías renovables, pero sin olvidar la dependencia del petróleo. Los países que tienen petróleo se hallan en una situación de inestabilidad política y esto afecta a los suministros. Abriremos un debate y no debe quedar descartada ninguna fuente energética.

P. ¿Tampoco la nuclear?

R. Tampoco. Es sorprendente que en este país sea un asunto del que no se puede hablar. Es cierto que, en los últimos tiempos, algunos documentos de la Secretaría de Energía sugieren la posibilidad de volver a analizar el asunto, pero en general parece tabú. En Francia, 400 kilómetros al norte, hay nucleares y los franceses viven muy tranquilos. En cambio, en Alemania, [la canciller] Angela Merkel, aunque no se ha puesto a cerrar centrales, tampoco ha abordado la renovación de las existentes. Es uno de los asuntos que habrá que debatir. Carece de sentido que en Francia se acepten las nucleares y no en los países vecinos.

P. De todas formas, aunque usted hable de independencia, lo cierto es que cuando una empresa encarga un informe, siempre sale lo que busca. Eso ¿no desconcierta a la ciudadanía?

R. Sí. Unos insisten en unos aspectos y otros, en algunos diferentes. Por eso es útil que haya informes neutrales auspiciados desde el colegio, no condicionados por alguien que paga el estudio.

P. La sociedad cada vez es más dependiente de la técnica, pero cada vez ésta es más esotérica, casi magia.

R. Ese es un asunto que nos preocupa. Y fuera, también. Hace unas semanas comentamos el asunto con la principal asociación de ingenieros de Alemania, que agrupa a 130.000. Nos llamaba la atención no ya la ignorancia de la técnica en el conjunto de la sociedad, también el desinterés por ella. La gente se conforma con saber cómo funcionan el interruptor y el grifo y le da lo mismo lo que hay detrás. Sólo pide que llegue luz y salga agua.

P. Quizá contribuye a ello el abandono de la mecánica y la sustitución por la cibernética.

R. Es curioso: cuando terminé la carrera había empresas con directivos autodidactas que se atrevían con asuntos mecánicos, pero con la automática, no. Claro, la mecánica tiene una lógica visible. La cibernética no es tan popular y apenas la entienden los técnicos. Con el 600 nos atrevíamos todos. Ahora ya no. Hay que ir al taller y usar un ordenador.

P. Y cada vez el ciudadano es más dependiente.

R. Sí, eso nos hace más dependientes. La calidad de vida exige mayor dependencia de la técnica. Para paliar el frío o el calor, para dar la luz, para que funcione un aeropuerto, y un corte de suministro nos agrava la situación. En las ciudades, más que en el campo. El campesino es más independiente de la técnica que el residente en la ciudad. Explicar la dependencia y cómo superarla es parte también de la función social de la ingeniería.

P. Hay muchos ingenieros trabajando como gerentes, ¿por qué?

R. La formación nos prepara para resolver problemas. Los primeros cursos de la carrera están enfocados a resolver problemas y, de hecho, la gerencia empresarial consiste en resolver problemas. De ahí la cantidad de ingenieros que hacen de gerentes. Es una salida lógica. A cambio, los economistas tienen, posiblemente, mejor preparación social.

P. ¿Qué consejos daría a un joven que quiera estudiar ingeniería?

R. Que vea las posibilidades que el trabajo ofrece. Y que no se desanime. Son estudios duros, pero gratificantes.

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