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Reportaje:

El arte vuelve a Riazor

Valerón regresa a una convocatoria del Deportivo un año después de su última lesión

A Juan Carlos Valerón (Arguineguín, Las Palmas; 32 años) se le escapa un suspiro. Ha vuelto a una convocatoria con el Depor, penúltimo en la tabla, después de que el pasado mes de marzo fuese operado del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda por tercera vez en dos años. El suspiro se debe a que se le ha preguntado si en todo este tiempo le rondó la idea de no volver a un campo de fútbol.

-Esa es una pregunta...

-La respondo yo. Si no tuviese esperanzas, no lo seguiría intentando. El esfuerzo que ha hecho es porque tiene muchas ganas de volver a jugar.

El que acude al corte es el defensa Manuel Pablo, su confidente y con el que ha superado los momentos de dudas jugando al fútbol en la PlayStation. "Es mejor que vuelva al campo, porque con la consola soy mucho mejor que él. Y no digamos los chavales, que vienen muy fuerte. Pero con un balón en los pies, Valerón es único. No existen muchos como él en el fútbol".

"Desde hace dos semanas ya me hacen entradas. Pero lo hacen con cuidado"

Al fin, hay una buena noticia en los campos de entrenamiento del Deportivo. Valerón ejerce de talismán. "Seguramente será una de las mejores soluciones para el equipo, tanto en el terreno de juego como fuera de él", afirma cargado de ánimo Miguel Ángel Lotina. "Cuando llegué había mucho pesimismo con su recuperación, pero cada semana se le ve mejor en los gestos y en los giros. Valerón ve el fútbol más rápido que los demás. Entre todas las soluciones elige siempre la mejor".

Hace un año, el Deportivo pasaba por una situación similar. Valerón jugó unos minutos contra el Real Madrid y el equipo invirtió una tendencia que parecía llevarlo a Segunda. Solo que, días después, recayó en un entrenamiento. Por eso, el medio canario es prudente. Cuando decidió operarse por tercera vez de la misma lesión, asumió con resignación evangélica, religión que profesa, que si podía saltar al campo con el equipo que patrocina en su Arguineguín natal, el Abrisajac -acróstico de Abraham, Isaac y Jacob- se daría por satisfecho. "Si al final no puedo competir, me voy a casa tan feliz", dijo antes de embarcarse en la lotería de una cirugía en una rodilla muy castigada.

"Le veo con más cabeza. Antes deseaba volver lo antes posible y esta vez ha tenido más paciencia. Los delanteros lo echamos mucho de menos". Bodipo y Valerón son "uña y carne". Compartieron ocho meses de rehabilitación. El flaco ejerció de tutor durante su recuperación: "En los meses que estuve lesionado aprendí más con él de fútbol que en un campo. Me daba consejos para mejorar como delantero y para mejorar como persona".

Valerón ha estado dos meses entrenando con el grupo. Un peto de distinto color señalaba que no se le podía entrar con fuerza. "Eran entrenamientos de mentira. El único test que nos queda es el de la competición. Estamos deseando verlo en un campo de fútbol", señala Ramón Barral, el médico del Deportivo.

"Desde hace dos semanas ya me hacen entradas. Aunque les digo que no se tomen precauciones, es lógico que me entren con cuidado", afirma el centrocampista. En las dos primeras operaciones realizadas por el doctor Guillén se sustituyó el ligamento dañado por los semitendinosos y de recto interno. En la tercera, el doctor Rafael Arriaza recurrió a un tendón rotuliano del banco de cadáveres. "Las imágenes del ligamento son preciosas. No hay otra manera de describirlas", afirmó el galeno cuando se anunció el alta médica.

¿Pero qué garantía hay de que no vuelva a recaer? "No la hay en absoluto. Hasta aquí ya hemos llegado en dos ocasiones. La rehabilitación ha sido un poco más lenta, pero la única prueba fiable es la competición", responde Rafael Barral. "Otro se retiraría, pero él trabajó durísimo, doblando sesiones a diario e incluso triplicándolas".

En los dos últimos años, Valerón sólo ha vestido la camiseta del Depor durante 15 minutos. "Si no sale bien, para casa", zanja con una sonrisa. Allí le esperan su hermana, Rita, y Prudencia, su madre.

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