Espada celestial

Con una ambientación oriental medieval, la historia de Heavenly Sword subraya el destino que sufren las personas en algunos países por ser mujer, desde un enfoque fantástico y visión cinematográfica. El estudio Ninja Theory cuenta con la capturadora de movimientos WETA, responsable de los efectos especiales de El Señor de los anillos, para poner las caras más expresivas que han pasado por un videojuego. Bajo un planteamiento de lucha desequilibrada, en poco más de 12 horas se presenta la historia de un pueblo oprimido.

El sonido de las voces de actores de doblaje españoles, como Ricardo Solans -Robert de Niro-, da inicio a las escenas que desgranan la historia de Nariko. La hija del jefe del clan asediado dio al traste con una profecía al nacer. Su madre debía dar a luz a un varón divino, digno de empuñar la espada celestial con la que liberaría al pueblo. Esto no fue así y su madre murió en el parto, con lo que es repudiada por su progenitor. Aun así, Nariko es instruida como un guerrero más y deberá demostrar que el valor no entiende de géneros. En manos del jugador está el conseguirlo.

Heavenly Sword busca demostrar la potencia de PS3 y en ocasiones lo consigue. La base, además de las reproducciones faciales de los personajes y su interpretación, es la presentación en movimiento de cientos de soldados enemigos a los que Nariko y Kay, su hermana adoptiva, se enfrentan. Como portadora y esclava de la Espada Celestial, Nariko utiliza el cuerpo a cuerpo con esta espectacular arma para traspasar a las huestes contrarias.

El juego consiste en el dominio de la espada, que puede usarse de tres formas. Para ataques rápidos, se separa en dos hojas, una para cada mano; si se quiere potencia, hay que blandir la espada con el gatillo izquierdo y, con movimientos más lentos, Nariko junta las hojas para golpear más; y, si lo que hace falta, ante un enjambre de enemigos, es conseguir que corra el aire, entonces la espada se convierte en ventilador.

El resultado es una ensalada de mandobles que hace saltar a los soldados por los aires. Para rematar la faena, hay que correr hasta los enemigos heridos y certificar su muerte o vuelven a levantarse para seguir repartiendo estopa. Los jefes intermedios son más difíciles de superar. Para conseguir más espectáculo, en cuanto están a punto de ser vencidos, se inicia un minijuego que consiste en pulsar las teclas que aparecen en pantalla correctamente. Si se consigue, va progresando una lucha final épica, con golpes y bloqueos imposibles en las peleas normales, que pone el broche a cada misión.

A través de Kai se desarrollan otras misiones basadas en el lanzamiento de flechas o proyectiles. Hay que intentar dar al blanco, con la salvedad de que los proyectiles pueden dirigirse inclinando el mando. Usando la tecnología Sixaxis, que detecta la inclinación en los tres ejes del mando controlador, se sitúa la cámara encima del proyectil y tumbándolo hacia delante, atrás, izquierda o derecha, éste pone rumbo hacia el objetivo. Una mezcla algo forzada, para demostrar las capacidades de PS3, que no encaja dentro de un título de lucha. Algo similar sucede con el uso del Sixaxis en movimientos durante la pelea, que obligan a menearlo en el aire mientras se pulsan botones. Esta novedad es incómoda, pues obliga a tomar una actitud menos relajada ante la pantalla.

Se trata de un título exclusivo de la consola de Sony que debería servir para disparar las ventas, pero tras probarlo, queda claro que es un juego que hay que tener en cuenta pero que no destacará en los anales de la historia.