El sucesor de Putin pide décadas de estabilidad para hacer fuerte a Rusia
Medvédev dejó entrever que el actual equipo dirigente gobernará por largo tiempo
El primer vicejefe del Gobierno de Rusia, Dmitri Medvédev, candidato de Vladimir Putin para sustituirle, expuso ayer por primera vez sus grandes líneas estratégicas como candidato a la presidencia. En lo exterior, propugnó una actitud abierta y dialogante hacia occidente y en lo interior, mejoras sociales combinadas con la afirmación del derecho de propiedad y la economía de mercado.
Según Medvédev, Occidente quiere saber "hacia dónde va Rusia"
Flanqueado por dos pantallas con el lema "Rusia, adelante", Medvédev habló durante 35 minutos ante un foro de organizaciones sociales convocadas apresuradamente para servir de auditorio a la apertura de la campaña del delfín del Kremlin para las elecciones del 2 de marzo. Medvédev se expresó en un lenguaje moderado y sin amenazas e insistió en que Rusia necesita "décadas de desarrollo estable" y de "crecimiento sostenido" para compensar la carencia de estabilidad sufrida el pasado siglo.
Medvédev mencionó programas estratégicos hasta 2020, lo que reforzó la impresión de que el equipo gestor de Rusia se dispone a una larga permanencia en el poder. La víspera, Serguéi Mirónov, el jefe del Consejo de la Federación o cámara alta, manifestó que Putin y Medvédev podrían turnarse al frente del país durante un cuarto de siglo. Putin podría volver al poder en 2012, tras extender el mandato presidencial de cuatro a siete años, lo que le permitiría gobernar (dos mandatos) hasta 2026, cuando Medvédev volvería de nuevo a la presidencia hasta el 2033 por lo menos.
El favorito del Kremin atribuyó la "preocupación" de Occidente ante su país a la falta de claridad sobre "hacia dónde va Rusia y qué piensa hacer en el futuro". "Debemos continuar explicando de forma abierta y precisa nuestras acciones y planes en la economía, el terreno social y la política y ganarnos más aliados en el mundo para resolver juntos los problemas internacionales actuales", afirmó. El candidato distinguió entre los países que actúan como aliados y ejecutan decisiones colectivas y Rusia, como protagonista por cuenta propia. "Mantener un juego independiente, una política exterior independiente (...) es la suerte de unos pocos", sentenció y agregó que Moscú aspira a situarse entre los cinco primeras economías mundiales en 10 ó 15 años. Refiriéndose a la energía, Medvédev afirmó que "el haber introducido precios en las redes energéticas es nuestra obligación en el contexto del ingreso de Rusia en las organizaciones económicas internacionales".
Moscú no se propone romper relaciones con "los llamados Estados problemáticos que a veces causan emociones negativas en el mundo", sino que considera su "obligación" mantenerlas. "Lo más contraproductivo sería romper estas relaciones y efectuar un bombardeo masivo", dijo. Según él, Rusia se desarrollará como "un país abierto al diálogo y la colaboración internacional" respetuoso con las normas del derecho y favorable al fortalecimiento de la ONU.
En política interior, Medvédev criticó la década de los 90, pero de forma más suave que Putin y se refirió al "precio" de aquellos años de transición, contabilizado en vidas humanas, empobrecimiento y desorientación sobre los valores. Entre las medidas sociales que prometió figura una reforma de las pensiones para que el "jubilarse no sea sinónimo del fin de la vida".
Jurista de profesión, Medvédev consideró que ningún país de Europa puede compararse a Rusia por su "nihilismo jurídico" y por su "nivel de desprecio al derecho", lo que es válido para el ciudadano que compra un disco pirata y para el alto funcionario que se deja sobornar. En este ámbito, propuso un "programa nacional" contra la "corrupción en los órganos de poder".
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