La perfección de Nadal
El español pasa menos tiempo en la pista, logra más 'aces' y es más consistente
Tras las Pirámides, la pista. Estas Navidades, Rafael Nadal le regaló a toda su familia un viaje a Egipto nada más terminar de jugar el torneo de Maestros de Shanghai. Fue un punto y seguido. Diez días de descanso que terminaron en la escalerilla del avión: allí, nada más aterrizar en España, le esperaban los periodistas para preguntarle por sus dolores; un comunicado para desmentir que su carrera estuviera en peligro; y Toni, su tío y entrenador.
Juntos elaboraron un exigente programa de entrenamientos en doble sesión, sábados por la tarde incluidos. Juntos buscaron un punto más de agresividad en su juego, a la caza de un menor desgaste por la vía del punto rápido. Y juntos, tras una pretemporada "muy dura", han descubierto en Melbourne las consecuencias de los cambios decididos: las estadísticas del número dos, aún a la espera de enfrentarse a un tenista que esté entre los 20 mejores, hablan de un cambio de gran calado. Descontado el partido de ayer -Mathieu se retiró por lesión-, Nadal ha pasado 65 minutos menos en la pista que el año pasado. Ha logrado ocho aces más que en 2007 (20 por 12). Ha perdido siete juegos menos (26 por 33). No ha perdido un solo set en lo que va de torneo. Y se siente "perfecto". "Hasta hoy me faltaba un pelín de confianza y ahora la voy teniendo", dijo. Nadal ha mejorado su rendimiento:
- El servicio. Nadal, que disfruta de las mejores cifras de velocidad y aces de su carrera, intenta combinar la variación en la colocación del saque con la velocidad. Son las órdenes de Toni. "Lo he hablado con mi tío antes de salir", dijo tras arrollar al francés Serra en segunda ronda; "y me ha dicho que no sacase tan fuerte todo el rato y fuera sacando a diferentes velocidades, variando el efecto para que el otro no se acomodase... Lo hecho y me ha salido bien. Aparte que también me he sentido inspirado: he hecho buenos saques en momentos importantes".
- La agresividad. "Ahora, Rafa está buscando la derecha más adelante", explica Francis Roig, el técnico que asesora puntualmente a Toni. Justo antes de abrir su pretemporada, Nadal señaló ese apartado como una de sus asignaturas pendientes: "Atacar el segundo saque es una cosa que tengo que trabajar, porque no me es sencilla. A veces me olvido. Hasta que no toco fondo, hasta que no veo que lo hago muy mal, que juego demasiado defensivo, no me doy cuenta de que tengo que volver a ser agresivo".
- La prueba de Mathieu. Antes del partido, avisaba Antonio Martínez Cascales, el entrenador de Juan Carlos Ferrero. "Mathieu es muy peligroso", dijo. "Tiene dos tiros buenos, saca bien... Le puede dar trabajo a Rafa. Es el primer rival de entidad que tiene". Y antes de la lesión del francés, pensó Nadal, la respuesta no pudo ser más satisfactoria: "Por fin jugué con mucho nivel, rápido de piernas y con el revés muy agresivo al igual que con la derecha, enviando la bola donde quería, casi sin pensar".
- El resto. Sólo dos tenistas son más peligrosos al resto que Rafael Nadal en el Abierto de Australia: el finlandés Jarkko Nieminen y el ruso Nikolay Davydenko. Son los tres jugadores que más bolas de rotura logran frente al servicio del contrario. El español lleva 23, por 25 de Davydenko y 26 de Nieminen. Pero a favor de Nadal, eso sí, dos datos que ponen en valor sus números: no ha disputado ningún partido a más de tres mangas y su partido de ayer no duró ni siquiera dos sets.
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