Japón se contagia
Los temores de recesión mundial alcanzan al gigante nipón
La próxima semana el Banco de Japón confirmará los temores. Y es que las previsiones de crecimiento de la economía nipona para cerrar este año fiscal están siendo mucho menos halagüeñas que hace unos meses. Los datos que maneja el instituto emisor japonés indican que el crecimiento del PIB de la segunda economía del mundo estará entre un 1% y un 1,5%, mientras que Goldman Sachs apuesta por un 1%. El pasado mes de diciembre, la OCDE preveía un crecimiento del 1,9%, mientras que el banco de inversión, un 1,2%.
¿Los motivos? Según coinciden las autoridades monetarias niponas, los principales bancos de inversión y organismos internacionales, el país se verá seriamente afectado por la debilidad del mercado inmobiliario; la ralentización de las inversiones nacionales y extranjeras; la posible recesión en Estados Unidos -uno de sus principales socios financieros- y los elevados precios del petróleo, que sólo esta semana han rozado nuevamente el dólar por cada barril de crudo.
En noviembre, los precios subieron un 0,4%, el segundo mes consecutivo, después de que la inflación creciera un 0,1% en noviembre
El instituto emisor japonés indica que el crecimiento del PIB nipón estará entre el 1% y el 1,5% al finalizar el año fiscal, en marzo
Nuevo escenario
Este nuevo escenario -bastante más negativo que hace un trimestre cuando el Banco Central de Japón establecía un crecimiento del 1,8%- también repercutirá en el crecimiento del PIB del año 2008. El país, que termina su año fiscal en marzo, crecería un 2,1% el próximo curso. Para Merrill Lynch, estas expectativas son extremadamente optimistas y apuestan por un 1,1%. Con ello se detiene la trayectoria ascendente de la economía nipona, que en 2006 lograba un 2,2% de alza en el PIB.
No obstante, frente a este negativo escenario hay algunos indicadores que hacen pensar que Japón está en el mejor momento desde la crisis financiera de principios de los noventa, que generó una de las mayores recesiones económicas de la historia del país nipón. En primer lugar, la media de los créditos diarios concedidos por la banca japonesa aumentó un 0,8% en 2007, esta vez por segundo año consecutivo. Un alza que da buena cuenta de la actual estabilidad del sistema financiero japonés.
El segundo gran elemento de estabilidad es el control de la endémica inflación que ha afectado al país durante el último lustro. En noviembre, los precios subieron un 0,4%, el segundo mes consecutivo, después de que la inflación creciera un 0,1% en noviembre. Estamos ante el alza anual más alta desde el aumento del 1,8% registrado en marzo de 1998, donde la principal causa no son factores internos sino el persistente aumento de los precios del petróleo.
Consumo privado
En la última década, el gran problema de Japón fue el estancamiento del consumo, un periodo en que todos los esfuerzos de la Administración económica se han centrado en dinamizar el consumo privado y devolver la confianza de los consumidores. Por eso, frente a los malos datos de crecimiento y el incierto panorama internacional, el Banco Central de Japón se encuentra frente a la disyuntiva de mantener o subir los tipos.
Con un 0,5%, Japón es el país del G-8 que ofrece las tasas más bajas, frente al 4% que mantiene el Banco Central Europeo y el 4,25% de la Reserva Federal de EE UU. De momento, los analistas creen que, en su próxima reunión, el instituto emisor nipón mantendrá los tipos a la espera de la evolución del escenario internacional. Si Japón sube las tasas, podría frenar el incipiente crecimiento del consumo interno y, por tanto, del crecimiento, pero si, por el contrario, las baja, podría dar pie a que se dispare una inflación que presenta las cifras más altas de la última década.
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