_
_
_
_
_

La cabeza de Bernanke ya tiene precio

La sombra de la recesión y la falta de previsión acosan a la Reserva Federal

La cabeza de Ben Bernanke tiene precio: 1.500 puntos del Dow Jones. Eso es lo que algunos inversores enfadados calculan que subiría el índice de referencia de Wall Street si el presidente de la Reserva Federal (Fed) dejara su cargo al frente del banco central más poderoso del mundo. Y es que los ánimos están muy caldeados en la plaza neoyorquina, mientras preguntan a Bernanke a qué está esperando para actuar y salvar a la economía de la recesión.

Los bancos esperan que la Fed rebaje medio punto los tipos, hasta el 3,75%
Más información
Limpieza en Wall Street

Si hay un indicador que sirve para reflejar el clima que se respira en los parqués mundiales es el precio del oro, que avanza imparable hacia los 1.000 dólares la onza. El miedo a la recesión en EE UU, combinado con la espiral en el precio del petróleo y la debilidad del dólar explican el alza del preciado metal, mientras Wall Street sufre el peor arranque del año en su historia y se encuentra ya a nivel de finales de 2006.

Y todo esto está alimentando las críticas contra el liderazgo en la Fed, a la que acusan de no haber prestado atención a las primeras señales de crisis durante el verano y de ir claramente por detrás del ciclo económico. John Thain, consejero delegado de Merrill Lynch, es directo. Cree que la entrada en la recesión "dependerá de lo que haga la Fed". Por eso dice que espera que la autoridad monetaria sea sensible y proceda a una rebaja de medio punto en los tipos de interés en su reunión del 30 de enero, hasta al 3,75%.

Su banco no es el único que habla abiertamente de la temida recesión. Goldman Sachs y Morgan Stanley lo dan por hecho, aunque anticipan que será breve (de dos a tres trimestres) y suave (no más de medio punto del PIB). JP Morgan Chase es menos pesimista y cree que se evitará la zona roja, aunque no descarta una reducción sustancial del crecimiento en 2008. Es la misma proyección que hace la Fed, que anticipa que la crisis habrá terminado como muy tarde para comienzos de 2009.

Hay tres datos que utilizan los analistas para anticipar un escenario de recesión. El primero es la marcha del empleo. El segundo es la evolución de la actividad industrial. Y el tercero es el comportamiento de los indicadores adelantados. La curva en los tres (véase gráfico) se dirige claramente hacia el negativo. Y a esto se le suman las primeras señales de relajamiento en el consumo, en la inversión empresarial y en los resultados corporativos.

Bernanke recuerda en cualquier caso que la economía no es una ciencia exacta. "Siempre hay un margen de interpretación", dijo el gurú en su última comparecencia ante el Congreso. Hay un precedente reciente que podría explicar esta divergencia de opiniones sobre el rumbo que seguirá la economía. A comienzos de diciembre se proyectaba que EE UU acabaría el año prácticamente estancado. Un mes después, la previsión de crecimiento del PIB para el cuarto trimestre de 2007 se aproxima al 2%.

Lo que pasa, según los analistas, es que el impacto potencial vinculado a la crisis inmobiliaria y a la congelación en el mercado de crédito por las hipotecas subprime se ha desplazado hacia el primer semestre de 2008. El PIB podría crecer durante los tres primeros meses del año por debajo del 1%. BNP Paribas cree que si la Fed procede a una reducción drástica de los tipos de interés podría relanzar el crecimiento a final de 2008 o durante el primer trimestre de 2009. Barclays Capital también opina lo mismo.

El problema, como señala en una entrevista Paul Volcker, ex presidente de la Fed, es que a la autoridad monetaria le está tocando lidiar con varias burbujas a la vez, en un espacio muy corto de tiempo, lo que induce a pensar que Bernanke "no tiene el control real de la situación". Y es esta percepción de descontrol la que, según los analistas, está pasando factura a Wall Street, que no termina de ver la luz al final del túnel.

Barclays Capital cree que el consumidor sigue mostrándose bastante resistente al alza de precios y recuerda que la recesión podría ayudar a rebajar la inflación, e incentivar de paso el consumo. Aunque no descarta que un recorte agresivo en los tipos de interés pueda añadir presión más del lado de los precios y complicarlo todo. En todo caso, cree que en este momento la prioridad está del lado de salvar el crecimiento.

Sobre la repercusión en Europa de la crisis estadounidense se pronunciaron el gobernador del Banco de Francia y miembro del consejo de gobierno del Banco Central Europeo, Christian Noyer, y el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, asesor del programa económico del PSOE. Noyer considera que aunque "históricamente ha habido alguna correlación entre los ciclos económicos estadounidense y europeo", en la actualidad "parece que podría haber al menos un desacoplamiento parcial", dijo en una entrevista en el International Herald Tribune.

En la misma línea se pronunció Stiglitz en la cadena SER al negar que la crisis en EE UU tenga que afectar de la misma manera a Europa. Y cargó contra los adalides de las bajadas de impuestos. "Los problemas de EE UU empezaron con las reducciones fiscales", dijo para añadir que actualmente no hay confianza "en la economía americana ni en la Administración de Bush", pero la forma en que esta situación afecte a Europa "dependerá del tipo de políticas que se establezcan".

El presidente de la Reserva Federal de EE UU, Ben Bernanke.
El presidente de la Reserva Federal de EE UU, Ben Bernanke.REUTERS

La agenda de Cinco Días

Las citas económicas más importantes del día, con las claves y el contexto para entender su alcance.
RECÍBELO EN TU CORREO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_