Adiós a casi un siglo sin rebajas
Deportes Zulaica, que abrió en Vitoria en 1917, ofrecerá descuentos desde el martes por vez primera
"No es que nos hayamos vuelto locos", asegura Ignacio Zulaica mientras apura un café con leche en un bar situado enfrente de su comercio, en la vitoriana calle Ortiz de Zárate, "pero en los últimos tiempos están cambiando mucho las cosas". El caso es que los clientes de Deportes Zulaica, que abrió sus puertas en la capital alavesa en 1917, no se lo acaban de creer. La tienda, que ha crecido al compás de la ciudad durante la centuria que casi ha transcurrido, va a poner en el escaparate, por vez primera en su historia, el cartel de "Rebajas".
La decisión viene marcada por la competencia de las grandes superficies
"El abuelo, el fundador, lo entendería", dicen sus nietos
Al fin y al cabo, si cambia la céntrica Plaza de la Virgen Blanca, fundamental icono vitoriano, ahora en obras, "¿por qué no va a cambiar Zulaica?", se preguntan Ignacio y sus hermanos Javier y Fernando, quienes comparten la propiedad del negocio con otros dos faniliares. La Batalla de Vitoria, el monumento que preside dicha plaza, fue inaugurado el mismo año que la tienda.
"Sí, sí, son 91 años para poner las primeras rebajas", asume Ignacio, quien representa con sus dos hermanos la tercera generación de zulaicas que llevan las riendas del negocio.
La durísima competencia de las grandes superficies especializadas en ropa y material deportivo, el frenazo en la capacidad de gasto de las familias por las subidas de los tipos de interés y la presión de cientos de clientes que cada temporada les han martilleado con la mis pregunta -"¿Las rebajas para cuándo?"- les han llevado finalmente cambiar de tradición.
"El próximo martes vamos a poner rebajas, pero en las secciones de textil y zapatería" y no en el resto, aclara el nieto de Emilio, el fundador del negocio. "El abuelo lo entendería, creo yo", añade.
De hecho, Emilio, natural de Zumaia, dio todo un ejemplo de flexibilidad para adaptarse a los tiempos cambiantes. Maestro armero en Eibar, comenzó a vender productos relacionados con la caza y pesca, hasta que en torno a 1940 se trasladó a la calle Independencia. "Ya empezó a vender juguetes, pero, sobre todo, vendía explosivos. Vivíamos encima de un polvorín" recuerda Ignacio.
En el almacén de la tienda, en pleno centro de Vitoria, guardaban cada día media tonelada de dinamita para suministrar a las canteras. "Era mágico", recuerda su nieto. "Entre el olor a chocolate, porque al lado estaba la fábrica Ezkerra, y la cantidad de juguetes del almacén, aquella tienda era mágica".
Zulaica supone toda una referencia en el comercio de material deportivo. Sus 585 metros cuadrados de planta con un sótano de las mismas dimensiones convirtieron al negocio en 1970, cuando por tercera y última vez cambió de ubicación, en la primera gran superficie de Álava.
Sin quererlo, los Zulaica dieron con la fórmula que muchos años después han explotado marcas que ahora les hacen la competencia, como Decathlon, Fórum o Intersport. Especializada en montaña, pesca y esquí, se convirtió en una locomotora en ventas y una referencia para los aficionados no sólo de Vitoria, sino de toda Euskadi.
Han acertado incluso con la sección de librería ligada al deporte. Su actual best seller es Cómo cagar en el monte, dice Ignacio entre risas, un libro que sólo en EEUU ha vendido más de 300.000 copias. "Es curioso, lo vendemos como rosquillas año tras año, pero nadie reconoce que lo lee, todos dicen que es para regalo", abunda.
Lo que siempre se vende bien son los balones. "Los de la Real han bajado mucho. Los del Athletic siempre se venden bien, aunque aquí hay que decirlo con la boca pequeña. Nadie se acuerda que Beti Duñabeitia [presidente rojiblanco entre 1977 y 1982] nos dio un crédito al Alavés cuando nos hundimos en la Tercera División".
Las diez de la mañana del próximo martes marcarán un moemtno histórico para esta familia de comerciantes que se había resistido, temporada tras temporada, a ceder a la presión de los clientes. "Ya veremos. Si devoran el género igual hay que pensar en poner otras tras el verano", sonríe Ignacio.
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