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Reportaje:

Rastreo en la marisma

Un equipo de buzos busca en el río Odiel a la niña de Huelva desaparecida el pasado domingo

Cuatro días sin rastro de Mariluz Cortés. Y cuarto día de batidas e incertidumbre. El amplio dispositivo para localizar a la niña de Huelva de cinco años que desapareció el pasado domingo cuando iba a comprar a un quiosco de chucherías se ha ampliado: Un equipo de buzos de los bomberos de Huelva extendió ayer la desesperada búsqueda a las marismas del río Odiel, búsqueda que, finalmente, no dio resultado.

El rastreo en las marismas, que depende del horario de mareas, se retomará hoy en las del río Tinto. El equipo lo conforman una quincena de agentes, que se trasladan por el paraje en dos lanchas tipo zodiac.

Los responsables del operativo de búsqueda de las Fuerzas de Seguridad decidieron también ampliar la zona de búsqueda a zonas cercanas a la ciudad no revisadas.

"Pronto habrá noticias", afirma esperanzado el padre de la niña

El dispositivo lo forman la Unidad de Intervención del Cuerpo Nacional de Policía Nacional, integrada por 20 agentes; un grupo de subsuelo de la policía, con cinco personas; un Grupo Operativo de Respuesta, formado por 20 hombres, y un helicóptero. También participan agentes de la Policía Local de Huelva, un grupo subacuático y otro canino de los bomberos de Huelva, un equipo de perros de búsqueda de la Guardia Civil y voluntarios. En total, más de 150 personas buscando a la niña.

La familia, mientras, se agarra a la esperanza. El padre de Mari Luz, Juan José Cortés, se mostró optimista sobre la posibilidad de que en pocas horas acabe el drama que su familia está viviendo. "Estoy convencido de que pronto habrá noticias. La policía está trabajando sobre alguna pista. Pero todavía no se puede adelantar nada", afirmó ayer.

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Aunque él mismo reconoció que la investigación no podía "descartar ninguna hipótesis", Juan José Cortés mostró su convicción de que alguien está reteniendo a su hija. "Por favor, que la suelten pronto, que la dejen en un lugar donde ella pueda volver por sus propios pies, o en un lugar público para que podamos ir a recogerla".Unas horas antes, el padre había sufrido un susto terrible durante el recorrido de una manifestación ciudadana que pedía la vuelta de la niña a casa. Fue en el momento en que se extendió el falso rumor, entre un sector de la marcha, de que la niña había aparecido y que se habían practicado detenciones.

Ése fue el único incidente que se registró en la manifestación, que reunió, según la Policía Local, entre 3.000 y 4.000 personas, muchas de ellas vecinas de El Torrejón, la barriada de Huelva donde vive la familia de Mari Luz.

Previamente, los 1.500 alumnos del colegio Diocesano donde estudia la niña marcharon hasta la casa de la pequeña portando fotos de ella y pancartas en que se pedía su vuelta a casa. Al ver a los compañeros de clase de su hija, Irene Suárez, sufrió un desvanecimiento.

La marcha de protesta siguió, ya sólo con vecinos, desde El Torrejón hasta el Ayuntamiento, donde se guardaron cinco minutos de silencio. Y después, hasta la Subdelegación del Gobierno. Allí, Juan José fue recibido por el subdelegado del Gobierno, Manuel Bago, quien, en privado, le informó sobre las labores de búsqueda de Mari Luz.

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